En Versos libres desde el Gulag ("Análisis de la biopolítica") encuentro un magnífico texto del poeta Darwish, que empieza:
¿Era necesario caer desde tan alto y ver nuestras manos manchadas con nuestra propia sangre para darnos cuenta de que no somos los ángeles que creíamos ser? ¿Era necesario mostrar nuestras vergüenzas en público para que nuestra verdad dejara de ser virgen?
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