El poeta lo que necesita son palabras vividas, no cualquier palabra, Las palabras deben ser palabras vividas por ti. Me ha sucedido un caso muy curioso con un poema que estoy haciendo de mi época de Barcelona. Hay un momento en que necesito palabras catalanas… manda la cosa narices.
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El verdadero poeta lo que hace es intentar extraer la poesía de la realidad, no verter poesía sobre la realidad porque lo que se hace es una poesía literaria. Hay que mirar la vida con ojo poético. Embadurnar con poesía la realidad es muy fácil, lo hace cualquiera con lecturas y un poco de sensibilidad. El camino contrario, extraer poesía de la realidad es lo complicado. Además, no hay que tener ninguna prisa en publicar; ninguna. Hombre, yo publiqué un libro y a los catorce años publiqué otro; esto ya es demasiado, pero no hay que tener prisa. Decía Pepe Hierro en una ocasión -y tenía toda la razón- que el libro, cuando está terminado, si lo guardas y lo publicas después, envejece, el libro ya no es el mismo. Si lo publicas no pasa nada pero si lo guardas en tu casa y se nota que es de otro tiempo. Pero no hay que tener ninguna prisa.
Diego Jesús Jimenez
(Extractado de Aquí)
Creación (*)
La profunda visión ética que Diego Jesús Jiménez entrega del mundo sólo es posible gracias al ejercicio de esa contemplación. La poesía de Diego Jesús Jiménez representa la contraparte y la desmantelación de los supuestos de aquella poesía que pretende dar cuenta directamente, sin mediación, de la experiencia de una realidad lineal inexistente. La poesía de Diego Jesús Jiménez es autoconciente de su condición de sueño que mediatiza letra y realidad a través del ejercicio de la imaginación, y hace visible que de otra forma el arte no existe, que sin un intento profundo de descubrimiento de la conciencia es imposible la ética connatural a una estética que pretende diferenciar a la civilización de la barbarie. Negar la conciencia como espacio necesario para el discurso es dar la razón a los poderes que niegan la libertad del hombre.
Javier Bello
(*) Texto leído en Concepción, el 11 de enero de 1999, en el marco de la Escuela de Verano de la Universidad de Concepción: "Formas y figuraciones de la violencia en el Siglo XX", como presentación al recital de Diego Jesús Jiménez, poeta español invitado.
EL CANTO OSCURO
Las pinturas son y no son, según la hora. Algunas se encienden
cuando se abre el día y al mediodía se apagan. Otras van
cambiando de forma y de color todo a lo largo
del camino del sol, desde el alba hacia la noche.
Y otras sólo se dejan ver cuando el crepúsculo llega.
Eduardo Galeano
"El vuelo de la luz"
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Las palabras saben más que nosotros. Hay en la etimología de la palabra canto una especie de etimología convocante, una encrucijada significante: cantar, encantar, cantil, acantilado... En realidad lo que canto guarda, al descubierto, es una huella entrecruzada de tres raíces: una, la raíz latina del verbo cantare, frecuentativo de canere, "cantar"; dos, la raíz latina pero cercana aun origen probablemente céltico que dio cantus, "extremidad, lado, llanta"; tres, de origen incierto, quizá prerromano, "piedra de construcción o suelta y redondeada por el impulso de las aguas". La primera reúne en el mismo espacio música y magia. La segunda señala la noción de borde o límite. La tercera en fin, combina abiertamente el significado de material y el de intemperie o desbordamiento. Las tres se combinan quizá sin pretenderlo, como un coro de espectros, en la poesía de Diego Jesús Jimenez, la misma que apostó desde sus inicios por reconocer que
"sin beneficio
se queda aquí
para este canto oscuro..."
Antonio Méndez Rubio La destrucción de la forma (y otros escritos sobre poesía y conflicto) Biblioteca Nueva, 2008
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