----
(oyes una botas que se arrastran
hueles unas ropas y su hedor pasa
bajándole la cabeza a las plantas del hall)
... / ...
apagada la tele, mirar por la puerta: queda solo ese gran pasillo iluminado y su línea que se pierde hacia los ascensores.
(oyen una respiración agitada y brusca
y gente que se revuelve por las escaleras
pistola en mano y con ganas de bronca)
y nadie de pronto nada de pronto: la luz acallando el silencio cegador nunca más quieto un pasillo y las puertas de las habitaciones, tan macizas como la madrugada.
(.../...)
es el huésped inútil que gira y atrás deja su paso indeciso y su errar doblado un pequeño burgués que cuidaba su mínima fortuna cómo si fuera más suya que sus huesos.
lleva en la mano medio vaso de aguardiente y sus dientes brillan en la saliva verde de un crudo botín antes enterrado que puesto en manos de su criminal pasión.
cuando se presenta balbucea un nombre que pudiera ser de acullá tras media botella de furioso tedio pero que seguramente es de un por allí (agreste umbral) renegado y furioso con el euro.
¿éste sucio dios de las hojas de cálculo cómo no se retira de su vocinglera impertinencia ahora que su rotura de bolsillos es muda como el vacío de la calle que transita?
no está muerto, está muerta su resurrección porque ha salido por la puerta de emergencias atropellando a la abuelita y al botones senegalés. no esta vivo. es un huésped en un lugar equivocado.
(oyes una botas que se arrastran
hueles unas ropas y su hedor pasa
bajándole la cabeza a las plantas del hall)
... / ...
apagada la tele, mirar por la puerta: queda solo ese gran pasillo iluminado y su línea que se pierde hacia los ascensores.
(oyen una respiración agitada y brusca
y gente que se revuelve por las escaleras
pistola en mano y con ganas de bronca)
y nadie de pronto nada de pronto: la luz acallando el silencio cegador nunca más quieto un pasillo y las puertas de las habitaciones, tan macizas como la madrugada.
(.../...)
es el huésped inútil que gira y atrás deja su paso indeciso y su errar doblado un pequeño burgués que cuidaba su mínima fortuna cómo si fuera más suya que sus huesos.
lleva en la mano medio vaso de aguardiente y sus dientes brillan en la saliva verde de un crudo botín antes enterrado que puesto en manos de su criminal pasión.
cuando se presenta balbucea un nombre que pudiera ser de acullá tras media botella de furioso tedio pero que seguramente es de un por allí (agreste umbral) renegado y furioso con el euro.
¿éste sucio dios de las hojas de cálculo cómo no se retira de su vocinglera impertinencia ahora que su rotura de bolsillos es muda como el vacío de la calle que transita?
no está muerto, está muerta su resurrección porque ha salido por la puerta de emergencias atropellando a la abuelita y al botones senegalés. no esta vivo. es un huésped en un lugar equivocado.
una despiadada pensatez enciende los televisores de ciento quince habitaciones. herejes los que elevan la voz por encima de la sintonía.
(bajo, en el sótano, hay una mancha
de vísceras y desaparecidos negros
que el serrín y la penumbra -anémica
de osadía- con ilegítima limpidez niegan
Más abajo, corren las aguas fecales con
papeles de un extranjero y sus trabas)
y?
De ordinario, esta historia hubiese tenido título y final
pero como la realidad aparente, éste capítulo repetido
en otras cadenas es solo un par(en)tesis entre
----------- publicidad y publicidad.
----------- publicidad y publicidad.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMi querido amigo, hace ya unos días leí este extenso poema tuyo. Me pregunto por el silencio que lo rodea, y aunque no lo voy a interpretar -los silencios siempre dicen algo, pero nunca de forma unívoca-, pienso que aquí tu voz -la voz al menos que suele predominar en algunos otros poemas que conozco de tu mismo libro- deviene otra, se hace paródica, rehuye las elipsis e incluso la condensación habitual.
ResponderEliminarSingularizar los poemas es una empresa que juzgo valiosa, pero ya sabés que el decir auténtico está al borde del abismo. Debe estarlo si quiere lanzarse. Destacaría, en ese contexto, la alteración de la puntuación y la sintaxis, la imposibilidad de lo mayúsculo, ese pasillo inconducente, casi kafkiano; la apuesta por una narrativización de este personaje ("huésped inútil") que observa y constata el vacío, entre el aguardiante del tedio y la imposibilidad de resurrección.
Una historia sin final, en un no-lugar, esos espacios del anonimato que Augé supo teorizar. No lugar de esas habitaciones sin morada, donde los márgenes se convierten en bajo fondo.
Quizás podrías prescindir de cierta adjetivación, e incluso apostar más por la elipsis. Pero en cualquier caso, esa inconclusión, esa condición del anonimato, muestra muy bien la historia de tantos transeúntes -esa especie de "sujeto duplicado", de repetición ad nauseam- en lugar equivocado.
Ya la seguimos.
Un abrazo,
Arturo
Arturo:
ResponderEliminarNecesitaba una lectura critica y llegó de quien puede. Tienes razón, he de pulir y ajustar el texto, tan inconcluso en su proceso cómo su propia intrahistoria. Le sobra algo de adjetivación y en cualquier caso, revisarla por llegar a mejorar la precisión descriptiva. Quizá un sustantivo bien situado obvie la rebundancia descriptiva de los adjetivos. Y la elipsis, que no supe manejar del todo. Si, el texto podría llegar a ser, pero precisa trabajar en él.
Gracias, de corazón, me has centrado.
Un abrazo muy grande,
Tu Viktor
Y por otro lado, Arturo, has destripado con sencillez claves del texto, su intención primera. Eso dice bien de tí y me da algo de cancha para seguir trabajando por ahí.
ResponderEliminarNos vemos el viernes,
Viktor
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar