lunes, 22 de septiembre de 2008

OLGA OROZCO: Un cauto desconfiar, una voz contra la ausencia y el mal destino

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Las muertes

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He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la lluvia, lápidas donde nunca ha resonado el golpe tormentoso de la piel del lagarto, inscripciones que nadie recorrerá encendiendo la luz de alguna lágrima; arena sin pisadas en todas las memorias.

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Son los muertos sin flores. No nos legaron cartas, ni alianzas, ni retratos.

Ningún trofeo heroico atestigua la gloria o el oprobio.

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Sus vidas se cumplieron sin honor en la tierra, mas su destino fue fulmíneo como un tajo; porque no conocieron ni el sueño ni la paz en los infames lechos vendidos por la dicha, porque sólo acataron una ley más ardiente que la ávida gota de salmuera.

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Esa y no cualquier otra.

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Esa y ninguna otra.

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Por eso es que sus muertes son los exasperados rostros de nueva vida.



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de “Las muertes” (1952), OLGA OROZCO





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Olga Orozco -nacida en Toay, La Pampa- murió en Buenos Aires el 15 de agosto a los 79 años. Atrás dejó una obra poética sumamente importante, donde abordó temáticas como la muerte, el tiempo, el destino, la ausencia, la palabra y el amor. Fue parte de la generación argentina del cuarenta, conocida también como neorromántica, en la que también figura Enrique Molina. Entre la cautela y la elocuencia, sus versos destierran todo hastío. Sus poemas atrajeron a poetas de las nuevas generaciones.

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