UNA HOJA EN EL INVIERNO
MIENTRAS DUERMES mi mano
escribe sobre tu cuerpo
una palabra.
Y al escribirla tiemblas
como una hoja en el invierno.
Cuando despiertes mi mano
habrá borrado esa palabra.
Entonces será tuya.
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ALBADALA
NOCHE es sólo un parpadeo
azul en la memoria. Su luz
nunca se ha ido: es tu cuerpo.
Tu cuerpo que ahora despierta
y canta profundo en mi cuerpo.
Pregunta: ¿Cuál es la visión y experiencia que posee en la actualidad sobre el acto de crear? ¿En qué medida dicha visión y experiencia ha variado con el paso del tiempo?
Respuesta: A diferencia de la reflexión científica -encaminada a encontrar verdades, aunque sean provisionales- la reflexión sobre el acto creativo se encuentra encaminada (estuve a punto de escribir condenada ) a formular preguntas. Naturalmente, estas preguntas dialogan con aquellas que son formuladas desde el pasado, desde otras lenguas e, incluso, desde otras disciplinas, incluyendo, por qué no, a las científicas. Son ellas las que delinean el modo en que inscribimos nuestra vida y nuestro lenguaje en la existencia. ¿En qué medida esta visión y esta experiencia han variado con el tiempo? Sólo puedo decir que las preguntas que he venido haciendo desde que publiqué mi primer libro, lejos de agotarse, se han renovado y abismado. Parafraseando a Bécquer podría decir que mientras no existan respuestas en el mundo, habrá poesía.
Eduardo Chirinos. Lima, 1960.
Ha publicado Cuadernos de Horacio Morell (1981), Crónicas de un ocioso (1983), Archivo de huellas digitales (1985), Sermón sobre la muerte (Madrid, 1986), Rituales del conocimiento y del sueño (Madrid, 1987), El libro de los encuentros (1988), Canciones del herrero del arca (1989), Recuerda, cuerpo... (1991), El equilibrista de Bayard Street (1998) y Abecedario del agua (Valencia, 2000).
"TE HAS ARRODILLADO DESNUDO EN LA LOSA..."
TE HAS ARRODILLADO desnudo en la losa
y has observado largamente tu propia mierda,
Eduardo, Eduardo,
luego de tres días sin comer has vaciado tu cuerpo
y lo has visto como a un manso animal
descansando al borde de la carretera.
Estás desnudo, Eduardo, Eduardo,
has acariciado torpemente la bola de
cristal y nada has visto,
apenas un fragor de caballos quebrando la pista,
apenas tus huesos podridos flotando en el mar.
Estás solo, Eduardo, Eduardo,
ahora es el momento de cerrar los ojos
y rascar con la uña la vana superficie
del espejo, ahora es el momento
de romper medallas y escupir los retratos de la B. de Portinari.
Tus genitales señalan al sur, Eduardo, Eduardo,
la flecha impostora desvía bandadas de pájaros que equivocan el camino
y juntas las palmas de las manos hasta procurar el fuego;
así es el mundo, Eduardo, Eduardo,
el mundo que hace del amor un grito inescuchable,
el mundo que hace del amor una ventana rota.
La mitad del mundo es tuya
y la otra del demonio, Eduardo, Eduardo,
mas la otra es una malla de cobre donde cuelgan las palabras
vacías como cajas de cartón en espera de ser utilizadas.
Has plagiado un verso, Eduardo, Eduardo,
te has inclinado ante tu propia mierda
a desclavar estacas y volverlas a clavar,
te has observado inútilmente en el espejo
hasta saber que ahora es el momento de decir unas palabras.
No sea que despierte el manso animal
que descansa al borde de la carretera
y lo atropellen.
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