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NO HAY MAS TINTA QUE EL CUERPO
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II
¿A dónde va la luz cuándo se apaga,
humilde flor del pensamiento que
en medio de la abrupta soledad
eres mi incierta compañía?.
Sé que la luz existe porque fluye.
Así los años que recuerdo a oscuras.
El sol ignora que lo llamo sol
y, sin embargo, viene
hasta este cuerpo que persiste en mí,
y me da lumbre y ánimo y cobijo
y también algo de calor, sin otra
contrapartida que cesar. No dice
cuánta memoria ha ardido a ras de cielo,
ni en qué naufragio indómito la noche
dio paso a un alba intermitente. Aquí,
donde el fulgor renace cada día,
el viento gime y me saluda. Salve.
La muerte acecha, pero sigo en pie.
Jenaro Talens
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