ANA PÉREZ CAÑAMARES, sorprende. En la conversación uno descubre a los charlatanes de los con/versadores por la naturalidad y coherencia de discursos no dogmáticos, sino magnéticos. Un imán que es la pasión controlada, el amor justo o aún más fielmente el justo amor a lo que nos ayuda a sobrevivir, a lo que nos permite convivir. Una lección buena me dieron de futbol, afición, conmoción, arte, complicidad Ana y M. Fue una noche de noviembre, en Valencia, tras una jornada de poesía, cenando animosamente, donde me derrumbaron una resistencia de más de 30 años al futbol. Días después releo este poema. La conversación queda léjos, su ánimo esta floreciendo ahora, a destiempo, en el otoño de mis pasiones. Y el poema que a continuación traigo, tres de cuatro que me regaló Ana hace un tiempo, es una deliberadora palabra, agua para fatigados deportistas, en este extraño juego de "ovarios" y "pelotas" que es vivir. Como en el futbol, la vida es algo más que espectáculo, dinero y partidismos.
Gracias, Ana. Gracias Manuel.
Víktor Gómez
carreras de fórmula 1
no olvido que en otras cadenas
siguen los telediarios.
Mientras gritamos gol
otro coche bomba explota
en un mercado; antes
de que acabe el set
habrá diez palestinos menos;
se apaga el semáforo
y una vida más en Guantánamo.
----
Mis padres llamaban
partes a los telediarios.
Ellos sabían que la guerra
no había terminado:
mientras en el salón la tele
vomitaba desgracias,
la radio en la cocina
escupía recuentos de muertos.
----
Perdonadme que ahora juegue:
el dolor fue una institutriz severa.
---
---
-------------------- Ana Pérez Cañamares
--
---
---
No hay comentarios:
Publicar un comentario