domingo, 9 de diciembre de 2007

ETNOPOESIA: deja que los niños desentierren huesos debajo de la plaza. Jerome Rôthemberg



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Dispersa la memoria en la sangre del músculo:




la lengua, el músculo que habla


con la cordillera de los muertos


(¿cordillera absoluta, eternidad?)




Ejercicio del profeta:


fijar los ojos del pasado


en el sonido de las rocas


chocando con el agua.




Otro ejercicio:


con el corazón en luto


trascender el tiempo


y colgarse del dolor.




Mi lengua habló (¿hablaba?)


porque todos querían saber si nevaría,


si llegarían guanacos.


Narrador del futuro,


¿trazarán estas palabras la caída


de una estrella fugaz


invocando a los muertos?


Nadie enduela su voz como plegaria,


Carlos Juárez Aldazábal




Tantalia/crawl, Buenos Aires, 2003




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