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El escritor digno de este nombre, el poeta sobre todo, es un ser humano en una situación lingüística realmente paradójica. Tendrá una sensibilidad excepcional para la historia de las palabras y para los recursos gramaticales. Oirá en la palabra los ecos remotos, los sonidos profundos de sus orígenes.
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A su vez será también sensible y sabrá registrar las armonías, los matices, las connotaciones y los parentescos que vibran alrededor de la palabra ( El «tono perfecto» de Shakespeare y su capacidad auditiva para la totalidad de un campo semántico permanecen sin parangón).
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Pero en este preciso momento, el poeta será consciente de la desesperación de los dictados normativos del código léxico-gramatical, de los modos en que la moneda que tiene en su mano se ha desgastado, se ha devaluado o también falsificado a causa de su uso universal (cliché). A veces la frustración o el impulso de «hacerlas renacer» desemboca en experimentos de invención de palabras o de sintaxis sin precedentes. Hay ejemplos en el futurismo ruso y en la poética surrealista. Pero incluso el éxito más logrado, que es infrecuente, es sólo momentáneo (los dos versos inventados en el discurso del Infierno de la Comedia de Dante).
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Comunicar, incluso en las más elevadas vibraciones del poema lírico, implica ofrecer una entrada a través de la equivalencia, de la paráfrasis (aunque parcial), como en un diccionario. En todo acto de enunciación, si tal acto tiene la intención de ser inteligible, el «lenguaje privado» se convierte en léxico y compartido (de ahí el rechazo de Wittgestein ante el concepto mismo de privacidad lingüística). Lo que el poeta trata de hacer, tal como veremos, es esta novedad de combinaciones que sugerirá al lector ú oyente una aureola, una nueva esfera de significados perceptibles, de energía radiante, que sea comprensible y aumente al mismo tiempo lo que ya está al alcance de la mano (lo trascendente). Este sentido generativo y profundo es el que hace que la poesía, siempre escasa y de un modo u otro «contrafactual» sea metafórica.
Gramáticas de la creación, George Steiner
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1 comentario:
hola vík,
quería mandarte un abrazo y de paso comentarte que estoy leyendo las memorias de este sabio, errata, un libro lleno de ángulos nuevos sobre los que animar el pensament.
en fin, se trata, sobre todo, de la claridad.
otro abrazo y molta salut, xiquet!
pepe
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