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Inventarse otro corazón
con ritmo lento, parece ser la idea.
Este presente será la eternidad
menos la falta, parecería el augurio.
Un corazón con falta puede andar
mucho más lento, con su seguridad
vacía. Las palabras podrían acompañar
como muletas la falta del corazón,
el gran faltado. El corazón, no yo,
es el faltado. Y las palabras sin corazón.
Es El faltado.
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.Eduardo Milán
Razón de amor, acto de fe
(Visor, 2001)
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