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Sobre una piedra extrema
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No sabría decir si me pregunto sólo
por el sentido. Y pues que los sentidos
allá se reunían bajo una luz final, los mundos
en una convergencia de los mundos, a ellos
toda la luz se encamina, de noche
en una intersección
de sol y oscuridad.
Mirar, tocar, oír,
eran todo el sentido.
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Mirar, tocar y oír, sobre la piedra
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Andrés Sámchez Robayna
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Una poesía, en suma, la de Sánchez Robayna, cuya pregnancia sinestésica da cuerpo, en su deriva, al sonido de la visualidad.
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Jenaro Talens (El sujeto vacío)
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Releyendo El sujeto vacío, de Jenaro Talens, llego a El sonido de la visualidad y me voy situando por El iconotexto sonoro de Andrés Sánchez Robayna para entender que "el mundo es como un libro y la función del poeta radica en leerlo, esto es, en interpretarlo. La impronta mallarmeana, tantas veces aludida como sustrato de un modo de hacer, se alía con la influencia barroca. Sin embargo, la poesía de Sánchez Robayna, calificada a menudo de oscura y hermética, se separa de sus supuestos mentores en la manera de entender en qué consiste el acto de leer. En efecto, una característica de la trayectoria robayniana ha sido su voluntad constante, no tanto de desentrañar el sentido del mundo, cuanto de construirlo como resultado de una mirada." Así que me asaltan unas palabras del Dr. Víctor Silva Echeto (La maquina de escribir) cuando me decía estos días atrás de la necesidad de visibilizar la labor intensa y concienzuda, osada y pertinente del Jenaro Talnes ensayista o del no suficientemente atendido Antonio Méndez Rubio ensayista. Volviendo a Sánchez Robayna, desde la aproximación de Jenaro, que cita a De Man "El ojo permanece atento a la oscuridad, sabiendo que guarda un secreto que el destello revelará. El destello no es el secreto sino la oportunidad del momento en el que todo queda expuesto a la luz -la recompensa por mirar en la oscuridad."
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Un texto, escogido por Talens Carmona, del poeta Sánchez Robayna, es la mejor opción para ir concretando la teoría en experiencia (lectora) vital.
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Ahora, el niño que oyó
la lengua de las hojas
puede decirle al otro
que bajo los ramajes, entreabiertos,
hablan los mundos, laten los lenguajes.
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A. Sánchez Robayna
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