.
.
.
.
.
.
Si la poesía a veces puede convocar, reunir, celebrar, a los mejores de cada generación en torno a una práctica de creatividad y conciencia, sin duda en la Fundación Centro José Hierro esto se viene sucediendo como un modo de entender la gestión cultural y la proyección del arte y el pensamiento hacia una sociedad en precario en estas lides donde se prima el lenguaje como instrumento libertario, al servicio de la constelación de comunidades que integran una sociedad, y como posibilidad rechazar los fanatismos y absolutismos en favor de las gentes y los pueblos. Una gran labor la que realizan Tacha Romero, Julieta Valero y todas las personas que colaboran y participan de este emblemático y necesario punto de encuentro entre el arte y la vida. Se premia a los jóvenes, y eso me parece muy necesario hoy, que propones sus "preceptos" que diría Deleuze, para un mejor devenir-historia, devenir-mundo, devenir-libro. Prueba del buen criterio es su anterior ganadora, Sonia Bueno, cuya poesía se vislumbra con una solvencia y singularidad más que relevantes, con su libro, Retales. Ver crítica acá
.Y viene al caso, para celebrar este II Premio que otorga la FCJH, recordar las palabras del poeta bierciano Juan Carlos Mestre:
.
.
La poesía es un acto de legítima defensa contra todas las formas de poder que han pretendido cambiar el destino ciudadano de la utopía y la honradez intuitiva de la imaginación. No tiene otro negocio la poesía, no tiene otro objetivo que el de seguir poniendo nombre a los sueños para que las estrellas sean algún día para quien las trabaja. Muchas gracias por haber estado de ese lado hermoso de la vida, del lado de la inmensa minoría, del lado de esa otra manera en la que aún ha de seguir siendo posible estar en el mundo; una sociedad que restituya la salud del bien a los lenguajes con los que cada ser humano interpreta, modifica, imagina y sueña los desafíos del porvenir. Del lado de la poesía, amigos, de la conciencia invisible y perdurable de la desobediencia al mal y el valor absoluto de la Libertad.
.
.
.
.
.
.
.
Nilton Santiago gana el II Premio Internacional de Poesía Joven FCPJH
Reunido el viernes 23 de marzo de 2012, el jurado compuesto por Amalia Iglesias, Ada Salas y Jordi Doce, y actuando como secretarias del mismo, con voz pero sin voto, Tacha Romero y Julieta Valero, decidió conceder el II Premio Internacional de Poesía Joven al libro titulado La oscuridad de los gatos era nuestra oscuridad, presentado bajo el pseudónimo Shelley Álvarez, cuya plica, una vez abierta, correspondió al poeta Nilton Santiago.
.
.Seguir información acá
y acullá
.
.
.
.
.
.
.
.
TAMBIÉN EL CORAZÓN DE BORIS VIAN ERA UNA ROSA ENFERMA
También el corazón de Boris
Vian era una rosa enferma.
Venia cada noche a nuestras
largas sobremesas, porque nos conocía muy bien
como el cuchillo de eviscerar
conoce el intersticio de luz
en el vientre del pescado,
también Vian conocía la
teología de los peces
y de los centauros y de las
bicicletas, porque fue él
quien le dejó la moneda a
Rimbaud cuando se le cayó su primer diente de leche.
Es cierto, Boris, quién conoce
su corazón está enfermo
pero también el que arroja su
tristeza en la boca del pescado,
como una moneda de hielo dentro
de una valija de fuego,
o los que tienen el oscuro
oficio de sacrificar a los caballos heridos.
Sí Boris, tuvimos amigos y
heridas y amigos heridos,
quizá ahora pueblen los
jardines que crecen
en esos mismos corazones que se
negaban a bombear la sangre de los que fuimos
sí también tuvimos padres
y un nombre que preferimos
olvidar a cada instante.
Ahora que te conozco bien, ya
no compartimos nada
y
si nos encontramos algún día en el mercado o quizás en la parada de bus,
es casi un milagro, eso que
compartimos ahora que estamos juntos
y que ya no necesitamos el uno
del otro
porque después del segundo
suicido o del tercero,
es mejor acostúmbranos al oficio
de sacrificar a los pobres caballos heridos,
a las rosas enfermas.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
CONTRA EL MATRIMONIO, OTRA ELEGIA
pero
qué inútil / tanta luz / entre dos
Jorge
Eduardo Eielson
Como si la mesa del comedor
fuese una gran ciudad y nosotros,
torpes y tiernos animales en
las oficinas de correos,
que cada día ven pasar los
mensajes de otros, los corazones de otros
en papel de embalar,
y entonces llorásemos girasoles
por la mañana y girasoles por la tarde
y empezara a llover -a
cántaros- girasoles y tú, de pronto,
sacas el mantel de un tirón, muy
cabreada,
y los platos y los tenedores,
como pesados edificios de metal,
intactos sobre la mesa
y la copa de vino llena de
huellas dactilares, sin haberla tocado nunca,
(como un espejo al que pudieses
pasar sus páginas de vidrio
y ver en lo que nos
convertiremos si seguimos con esto)
y entonces, miras hacia otra
parte y enciendes el televisor
porque aún es pronto para
volver al trabajo
(nos enteramos, entonces, que
han matado extrajudicialmente a un dictador árabe
en ¿defensa de los derechos
civiles? y, claro, de la reacción “positiva”
de los mercados).
Luego sales de casa dando un
gran portazo.
Te has dejado el paraguas pero
no vuelves
y yo tampoco quiero salir
detrás de ti
pero lo hago, dejándome el
corazón entre los platos por fregar.
Ah cariño, antes de marcharte, bajo
la puerta, vi un destello azul
quizá sea la luz que juega con
nosotros
cuando discutimos por la
lentitud de los pájaros
y puede que sea por esa misma
luz que tengamos que hacer éste,
nuestro último viaje.
Sé que has empacado nuestras
heridas y mis huesos, -como espinas de pescado-
y mi soledad en un kleenex.
¿Cuándo fue que perdimos la
batalla que nos convirtió
en estas cenizas enamoradas,
en esos espejos rotos donde aún
podemos vernos juntos
aunque estemos totalmente
solos?
Ahora lo entiendo:
hablando con ángeles es que te
enteras que no existen.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
ESTA NOCHE HA VUELTO MI ANGEL A HUSMEAR LOS DESECHOS
En vano das de comer a las
palomas del parque muertas hace años
de hambre y sed.
Es triste, lo sé, pero es
posible que también tú tengas que morir
como los tristes animales de
los laboratorios,
(como los desprestigiados
chimpancés o los amables conejos albinos,
que, por sus grandes ojos y por
su “bajo precio”,
son los más solicitados para el
test Draize).
También ellos conocen el
contenido de los cuchillos
y el contenido de los espejos
cuando nos miramos y no nos vemos
y también las camillas repletas
de bisturís y herrumbre
sobre la que los humanos, esos
extraños seres, expiamos sus sueños.
Entonces, como un ridículo
pelicano soñoliento,
entiendo, finalmente, la
soledad de los grandes edificios abandonados
(sí Adam, como declaraciones de
amor de las ciudades)
o el suave corazón de los
gorriones al pronunciar tu nombre.
También tú has visto cómo las
mariposas trabajan la soledad del hombre,
cómo su escalofrío penetra en
nuestra espina dorsal
y en nuestros relojes blandos,
perdidos en las horas,
entre desayunos fríos y
camareros, muy mal pagados,
que cada día te hablan del
atroz ángel que todos sabemos vive contigo
pero que, según dices, nunca
has visto.
De pronto pienso en ti, en el
blanco músculo de azúcar
que brotó de la piedra
para que la veas volar o, mejor
aún, para que tan sólo lo imagines.
Sí, pienso en ti, como una
fotografía recién nacida que se diluye entre mis manos
o como ese amable ángel que
cada noche husmea mis deshechos
y me susurra al oído ese poema
que nunca escribiste:
“entre
la niebla
una
barca hundiéndose / también yo parto”.
.
.
.
Nilton Santiago (1979, Lima)
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario