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Creo que la poesía tiene que ver con la
libertad y con el deseo. Y que los modos de propiciar esa emancipación y de
gestionar ese deseo(s) condiciona la escritura y la hace tan singular en la
medida en que uno asume desde su propia experiencia y lectura del mundo, el yo,
la historia una posibilidad de expresión veraz, precaria, insuficiente pero
irrenunciablemente en dialogo con un tú que incluye al otro que es uno mismo,
así como al uno mismo que son los otros. Así las cosas, el mayor enemigo de la
escritura poética es el miedo a ser y decir libre y a gestionar el deseo, es
decir, a no renunciar a cuerpear. También las censuras ajenas, o hasta la
autocensura empobrecen a la poesía. Hoy se censura más que nunca escribir con
el cuerpo, cuerpear con la palabra dada. No cosificar al otro, libera a ambos,
escritor y lector.
Menos palabras, cuerpea.
Víktor Gómez
De "Otro decir por decir"
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