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CPPC - CENTRO PERMANENTE DE POESÍA CRÍTICA
Poesía que no cede a la hipnosis
Librería Asociativa Traficantes de Sueños
c/ Embajadores, 35
Madrid
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(XIII): Sábado 18 SEPTIEMBRE – 19 h.
Mauricio Vidales, Eladio Orta y María Salgado
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MAURICIO VIDALES (Santiago de Cali, Colombia, 1962) se relació con el Teatro Experimental de Cali y fue discípulo de Enrique Buenaventura, principal artífice junto a Santiago García, del Nuevo Teatro Colombiano y del método de creación colectiva. En 2001 viaja a París y desde 2002 reside en España. Ha publicado los libros Festejo de Ausencias” –selección de poemas 1983-2001-, Huella de Silencios, poemas y ensayos, y el poemario De-Cantares. De ires, iras y esperanzas, además de numerosos artículos de opinión, literarios y políticos.
ELADIO ORTA (Isla Canela, Huelva, 1957) es poeta, editor, campesino y resistente ecologista en una de las zonas de mayor presión constructora de todo el Estado. Acaba de ver publicada su obra reunida en el tomo Tierrafirmista (poesía, antipoesía y prosa reunida 1992.2006) (Ed. Cacúa, 2010). Utiliza los nombres de Eladio Orta, Heladio Horta y Amin Gaver para firmar sus textos con distintos registros, y así ha publicado libros como Resistencia por estética (Germania, 1999), Berenjenas pa los pavos (El Árbol Espiral, 2003), + de poemas tontos (Celya, 2003), Sincronía del Solejero (Diputación Provincial de Huelva, 2004) y Antisonetos (Baile del Sol, 2007). Además, ejerce una infatigable labor de edición junto a la Asociación Cultural Crecida. Ha sido incluido en antologías como Feroces o diversos volúmenes de Voces del Extremo.
MARÍA SALGADO (Madrid, 1984) ha sido recogida en las antologías Todo es poesía menos la poesía y Periféricos. es autora de los poemarios 31 poemas (CEDMA, 2010), ferias (Premio Félix Grande, 2007), Dinamarca (Premio José Hierro, 2002) y resultó finalista del Premio Adonais con su primer poemario en 2000.
SIN REMEDIO
si nos cortan las patas / ya ves /
andaremos sin patas / qué remedio /
que nos cortan las alas / no podremos volar /
construiremos barriletes / qué remedio /
si nos cortan las manos / ofú /
con los dientes escribiremos / qué remedio /
que nos cortan las orejas / sin sonidos /
el olfato desarrollaremos / qué remedio /
que nos tapan la boca / mala cosa /
del aire comeremos / qué remedio /
del aire moriremos / alondras de los rastrojos /
si nos asfaltan los campos / sin remedio /
(Eladio Orta)
CONTRA LA DIVINA PROVIDENCIA ENCARNADA
en un país donde los actos de paz
se convierten en botines de guerra
capitales históricos para malgastar
propaganda del engaño sin fronteras
para tergiversar para incrementar el odio
para hacer olvidar esos mismos actos
que podrían ser la flor del despertar
en un país atado al caudillismo
que destroza la buena fe de sus gentes
que anula la memoria y hace fiesta
con la bandera y con el himno
bajo la mentira ilimitada como escudo
en un país como el mío, digo –es un decir, como dijo el cholo–
donde la dignidad y el pudor se han hecho polvo
porque ya no surgen altivos en medio de la humareda
en un país donde la Divina Providencia
se hizo carne sin remedio
donde sólo queda esperar que el hijo del Señor
se pronuncie para que el piadoso pueblo
duerma tranquilo alguna noche
tras anunciar al nuevo Salvador
es decir, a su alma y su voz transfigurada
en un discípulo amado o bien en su “prudencia
y responsabilidad” de no soltar las bridas
porque el frío de la celda lo acorrala
en un país de ciegos, como lo nombró el poeta
tres décadas atrás y la oscuridad persiste
sólo la fe les queda a esas tristes gentes
más piadosas que nunca
burladas por el pastor que anuncia nuevos truenos
mientras moldea en la sombra con sevicia
–bajo la égida de sus ramplones eufemismos
al antojo de sus siniestras maquinaciones–
el imperio de la depredación del exterminio
de la tierra arrasada del sometimiento
en su venerable farsa patria
de rastrera etiqueta sin-vergüenza
(Mauricio Vidales)
DE VUELTA
de un andén
a casa como a deshora siempre
dejé mi vértigo cesaron las cosquillas
porque las grúas imponen
su no sé qué de épica
casas de ladrillo
o casas cada vez más feas
obras peatonales relax
el tránsito hacia lo que no brilla
reconforta
es como una sonrisa
que dejamos por fin de forzar.
(María Salgado)
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