yo nací en la gran capital. a los dos años
y medio renací en una cuidad de provincias, costera y luminosa, antigua. hoy
entiendo que no vivo en la ciudad sino en los afectos, la memoria y el lenguaje
no domesticado. un barrio muy pequeño: un inagotable universo. un queso
gruyere. lo rizomático. es ese ahora y ahí en su inexpugnable concentración y
belleza el no-lugar desde el que es posible leer el mundo en el corazón de una
oruga o besar el vuelo de la polilla. vivir o escribir, ser caligrafía o humo
de hoja prendida, tiza o talco, ser hebilla, botón, alfiler, pompa de jabón,
cucharilla, aceite, marcapáginas, rulo, ser ella, tú, nadie, aquel, todo eso es
verdad ahora, en mi vida y su libre espacio, ante los ojos de la humildad y el
calor de la hereje locura en la frontera de la música y el azar de los cuerpos
que se aman. en este no-lugar ni censores ni amos ni jueces ni lacayos ni
bufones ni prostituidos ni un catecismo ni un reformatorio ni un manicomio ni
un cuartel militar, ni un centavo ni una corona. sólo ese azar de lo amado en
el desorden del caos nutritivo, sólo las heridas sanadas en la efervescencia
del sueño, en la morosa rozadura del disenso y la cópula, en las imprevisibles
danzas y en los ineludibles abrazos, en la trinchera y en la revuelta, también
en lo común y en lo calmo. yo no vivo en una ciudad, sino en la fiebre del tú,
en la extranjería radical del poeta, en ese pobre y sombrío Jardín de los
huérfanos emancipados. no hay recompensa, éxito o fracaso, no hay medición,
impuesto o prebenda, ni mucho menos moraleja. de morar este ahora, constatar su
ahí, asumirlo, cuidarlo, como un secreto desvelado en lo inútil y llano del
diario consistir. de morar ese imposible ahora, es este mediodía y su
ronroneo... la salud de los vínculos -de (nos)otros, el hogar.
Víktor Gómez
De "Otro decir por decir"
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