ANGEL GONZALEZ
ELOY SANCHEZ ROSILLO
J. M. CABALLERO BONALD
1
Todo el mundo lo sabe
A J. M. Caballero Bonald.
De tarde en tarde el cielo está que arde.
En el jardín la luz declina rosa
rosae, y la fuente rumorosa
conjuga en el silencio de la tarde
el presente de un verbo evanescente
que articula el mañana y el ayer.
“Todo lo que ya fue volverá a ser”,
murmura el cuento claro de la fuente.
El cuento de la fuente ees eso: un cuento.
Quemó el cielo la luz en la que ardía,
y el día se deshizo en un memento
homo: humo, ceniza, lejanía.
Eso es lo que nos queda de aquel día.
Quien quiera saber de él, pregunte al viento.
Ángel GONZÁLEZ
2
Una palabra y otra
Para J. M. Caballero Bonald
Qué poder tan inmenso y qué sencillo
le resulta ejercerlo a aquel que lo posee.
Ni el más grande monarca pudo nunca
decidir de manera semejante.
Ilusión y deseo, papel, pluma,
y decir poco a poco lo que ahora está ocurriendo,
lo que tus ojos ven, lo que piensas o sueñas,
tu verdad de este día. Y nada más.
Así se hará el poema, si la buena fortuna
te acompaña y decide que de un hombre
brote una luz tan alta y verdadera,
tan pura y para siempre. Es increíble.
Una palabra y otra, y una música
pequeña y suficiente. Y va surgiendo
delante de tus ojos, de tu asombro,
una tarde con sol, un pájaro, la lluvia,
la luna, una muchacha, la hierba, el mar, la nieve.
En el camino hay mucha incertidumbre,
pasos titubeantes que no saben
si se aproximan al lugar del canto
o si de allí se alejan de forma irremediable;
la vida en vilo hasta que todo acaba.
Después ya sólo queda la alegría
y un corazón con mucha gratitud.
Qué poder tan inmenso y qué sencillo
le resulta ejercerlo a aquel que lo posee.
Ni el más grande monarca pudo nunca
decidir de manera semejante.
Ilusión y deseo, papel, pluma,
y decir poco a poco lo que ahora está ocurriendo,
lo que tus ojos ven, lo que piensas o sueñas,
tu verdad de este día. Y nada más.
Así se hará el poema, si la buena fortuna
te acompaña y decide que de un hombre
brote una luz tan alta y verdadera,
tan pura y para siempre. Es increíble.
Una palabra y otra, y una música
pequeña y suficiente. Y va surgiendo
delante de tus ojos, de tu asombro,
una tarde con sol, un pájaro, la lluvia,
la luna, una muchacha, la hierba, el mar, la nieve.
En el camino hay mucha incertidumbre,
pasos titubeantes que no saben
si se aproximan al lugar del canto
o si de allí se alejan de forma irremediable;
la vida en vilo hasta que todo acaba.
Después ya sólo queda la alegría
y un corazón con mucha gratitud.
Eloy SÁNCHEZ ROSILLO
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