sábado, 28 de abril de 2007

JORGE RIECHMANN: UN VIVIR


Vivir es pasar

de una prisa a una urgencia

de un terror a un naufragio

de un golpe a otro


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pero solo vives

si en medio de ese tránsito

sabes construir un nido

JORGE RIECHMANN: UNO DE ONCE POETAS CRITICOS

MURO CON INSCRIPCIONES


Jorge Riechmann


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desear
que siga existiendo el mundo para que siga existiendo
TODA LA BELLEZA DEL MUNDO
es una ingenuidad

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A LA QUE NO RENUNCIAMOS




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Riechmann (Madrid, 1962) es poeta, ensayista y traductor literario; se gana la vida con la docencia y la investigación, entre la tarea universitaria, la actividad con los movimientos sociales (ecologismo, movimiento sindical) y su trabajo de escritor. En el año 2000 recibió el Premio Stendhal de traducción por su versión de Indagación de la base y de la cima de René Char, una de sus pasiones poéticas más constantes. Libros de poesía: Cántico de la erosión (1987), Cuaderno de Berlín (1989), Material móvil, precedido de 27 maneras de responder a un golpe (1993), Baila con un extranjero (1994), El corte bajo la piel (1994), Amarte sin regreso (1995), El día que dejé de leer EL PAÍS (1997), Muro con inscripciones (2000), La estación vacía (2000), Desandar lo andado (2001), Poema de uno que pasa (2003), Ahí (arte breve) (en prensa).

Muy sensible a la ética ha desarrollado una filosofía ecosocialista en una "triología de la autocontención" recogida en los libros "Un mundo vulnerable" , "Todos los animales somos hermanos" y "Gente que no quiere viajar a Marte" (reunidos en la editorial Los libros de la catarata)

Aparece en la antología "ONCE POETAS CRITICOS DE LA POESÍA ESPAÑOLA RECIENTE que coordinó Enrique Falcón y que edita Ediciones del Sol de Tenerife.

ENRIQUE FALCON: SIN TREGUA LA JUSTICIA PARA LA PAZ


"yo quiero oír
el alarido de la mariposa…"

Enrique FALCON

(poeta, militante critico por la justicia y la paz y humanista practicante de una deslenguada opción por los últimos)

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CUANDO VENGAN A BUSCARLE


Que le den un niño a cada árbol del bosque

para hacerse menta.

Que les pongan pies a las cruces del luto

y salgan, increíbles, a esperar a las visitas.

Que se escapen las novias

a su incendio de uñas pintadas.


Yo recuerdo su rostro encendido

en un arpa de tijeras y tormentas tropicales.

Que le vuelquen las manos

por detrás de la mortaja,

que señale al asesino, para que no vuelva

para que no espere

para que no salga.