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Sitio de partida
Lo más profundo que hay en el hombre es la piel.
Paul Valéry
Debajo de la piel hay un fracaso.
El alveolo no atempera el miedo,
el ramaje exacto va, viene,
trayendo la oquedad del aire
(esta sangre, despoblada de hábitos, sólo conoce el eco de una letra:
M que madura en las vértebras, castañea menuda, y mártir es en este navegar
de muecas que el olvido no procura)
Debajo de esta dermis la brasa aclara el engaño de estar vivo
(brasa como filo, filo de cierta era, era que guarda lo insondable)
aquí —líquido que guarece la llama,
aire que entona un gemido tácito y palpable—
se esconde el humor de la infancia,
la lentitud del invierno,
la cosecha muerta de una frase.
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Sublingual
¿Qué hay debajo de la lengua?
¿Un triturar de huestes vocálicas,
un cierzo de agudas consonantes,
un despojo de viento áureo,
quizá el mustio huso de la letra?
Aquí entre toneles de saliva y tiento
se guarda el vocablo,
la gramática de tu rojo nombre,
y se incendia –sí, se incendia–
la simetría del giro:
debajo de la lengua hay un presidio.

Rocío Cerón nació en Ciudad de México en 1972. Ha publicado los libros de poesía Estas manos (Mixcóatl, 1997), Litoral (Ediciones filodecaba- llos, 2001), Basalto (ESN-CONACULTA, 2002) y Soma (Ediciones Eloísa, Buenos Aires, 2003). Es coautora de El decir y el vértigo. Panorama reciente de la poesía hispanoamericana (1965-1979). Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2000, en el género de poesía. Es confundadora de Motín Poeta y editora de Ediciones El billar de Lucrecia.
Su blog aviva el insomnio:
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