martes, 19 de abril de 2011

GEORGE STEINER: Sobre PAUL CELAN y la problematicidad creativa del poema

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PUEDES tranquilamente

agasajarme con nieve:

las veces que atravesé el verano

hombro con hombro con la morera blanca,

gritó su última hoja.

(De «Cristal de aliento», Paul Celan, publicado por primera vez en 1965)


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Un poema de Celan está amargamente en conflicto con «la literatura» y todos los aspectos de la vida literaria. Se acobarda ante la glorificación de «la gran literatura» y sus creadores. La extrema vulnerabilidad de Celan ante las indiscreciones y vanidades de la verborrea literaria y académica, su menosprecio por el littérateur y el virtuoso de moda son ya legendarios. El definía la verdadera poesía como «un absurdo», dada su incapacidad para mejorar la conducta humana y su proclividad a embellecerla enmascarándola. Un apretón de manos vale más que cualquier poema. Y sin embargo, la poesía es un absurdo indispensable como el aire que respiramos, como la redención que, muy probablemente nunca llegará. ¿Cuál es su sentido en el presente?

«Pensar a Mallarmé hasta sus últimas consecuencias»


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(…/…)

Un poema auténtico, absoluto, se revela, se declara únicamente «en los confines de sí mismo», en el límite que yo he tratado de definir como el marcador de la transgresión necesaria, de la metamorfosis a partir de lo que hasta ahora resultaba conocido e inteligible.

Llegados a este punto, Celan es deliberadamente, por así decirlo, intraducible: es ruf und hohlt sich, um bestehen zu könen, unausgesetzt aus seinem Schom-nicht-mehr in sein Immer-noch zurük (el idiolecto de Martin Heidegger glosa a menudo el de Paul Celan). Una paráfrasis un tanto tosca sería: «el poema se afirma al límite de sí mismo; para poder mantenerse, el poema se reclama y se recupera desde su ya-no a su todavía». Tal llamada a sí mismo, o «auto-vocación», deja al poema –como naturalmente al poeta mismo− «en la soledad». El poema está «solo y en camino», se dirige hacia una cita indefinida a la que a la mayor parte de veces, no acudirá, pero cuya vocación, en el pleno sentido de la palabra, constituye su imperativo secreto y raison d’être.


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Todo esto explica de modo incisivo y definitivo el esbozo que yo he bosquejado sobre la relación de un poema absoluto con sus «palabras-precedentes» (pro-logos, fore-words9 y sus alternativas potenciales, el «siempre-todavía» de su cumplimiento. El poema absoluto, el texto literario, la obra de arte, la construcción musical van «sobre sus pasos» hacia un «todavía por ser». El poeta, dice Celan, es el «compañero» (mitgegeben) en este viaje.

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George Steiner, Gramáticas de la creación (Ed. Siruela) pag. 206-207.
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