sábado, 6 de diciembre de 2008

ARTURO BORRA: diálogo en critica y contracrítica sobre la capacidad deliberativa y la voluntad de saber leer.

Agunas opiniones sobre el libro "Para no ver el fondo" en Adisson de Witt:

José:

Este libro tiene un pequeño problema: es aburridísimo. Se puede intentar comenzar por delante, por atrás, por en medio, da igual, no hay mortal, amigos aparte, que sea capaz de leer dos poemas seguidos. La poesía aburrido no es poesía, es un ejercicio lingüístico sin más interés.

María:

De todas formas, Jordi, ni aplicándole crema dilatadora consigo encontrar algo de emoción en este libro. Más bien me deja fría. Hay un pose intelectualoide que impregna todo el texto, y los mecanismos retóricos aparecen completamente forzados, poco naturales. Si a eso añadimos la repetición constante del mismo poema en una y otra página, se entiende el aburrimiento y la ausencia de poesía. Creo que lo suyo es más el ensayo. Como poeta, y salvo para amigos incondicionales tipo Viktor y demás, apenas tiene voz.

Shelley:

No sé, no sé. Coincido bastante con las opiniones de este foro en cuanto a que se trata de un poeta acartonado, y que utiliza un léxico gastado. No propiamente un mal poeta, pero sí libresco, apolillado, enfermo de lecturas, pretencioso. Un caso parecido, más joven, sería el de Juan Carlos Abril. No sé si estaréis de acuerdo.



-------------- De-liberar, oleo sobre tela








Merece la pena esta reflexión sobre la lectura y el deliberar que nos propone Arturo Borra, superando la estulticia del insulto o la insuficiencia de las descalificaciones indocumentadas. Se suma a otras voces, como la de Rattenferingen, que prefieren el argumentar solvente antes que las opiniones irrecurrentes o los abrumadores impulsos negativos o eufóricos.


Creo que vale para aproximarse a cualquier autor, desde Gamoneda a Virgilio, desde Safo a Eduardo Milan, y por supuesto para el trabajo en marcha de Antonio Méndez Rubio, cuyo poemario "Para no ver el fondo" acaba de ser expuesto a crítica y contracrítica en uno de los mejores blogs culturales en lengua castellana, del colectivo anónimo Adisson de Witt. Ver LA CRÍTICA y los comentarios completos AQUI. Y puestos a valorar, para el Colectivo AdW, mi valoración hasta hoy es de: 7,5/10. Su trabajo invita a reflexionar, aporta una base técnica y analítica muy solvente, cuya única grieta a mi modo de ver sería una mayor implicación en las lecturas desde lo anímico y vivencial (sumergirse en lo abisal que requería Valente), que complemente su racionalista y científica "mathesis" de la parte más formalmente filológica. Por lo demás son buenos moderadores y trabajan con seriedad y minuciosidad los libros, algo menos agunos de los contextos. De ellos aprendo mucho y estoy en deuda de gratitud por la cantidad de información que nos facilitan para abordar los textos. Y aquí, la propuesta de actitud intelectiva y dialógica del poeta argentino Arturo Borra:





Arturo Borra:

Decía Nietzsche que a veces hay que saber callar; no es ésta la ocasión, cuando la mala generalidad y el cinismo disimulan diferencias evidentes (tanto a nivel ético-político como a nivel estético y filosófico) entre prácticas poéticas que coexisten en España de forma conflictiva. La verdad es que no me interesa entrar en una polémica por momentos virulenta e irrelevante. Al fin y al cabo, este juego de máscaras (anónimas) desnuda: muestra la red de pasiones que mueve el campo poético, incluyendo las pasiones más primarias y patéticas como la envidia, los celos, la ira, el odio..., de las que resultan los insultos e injurias más inverosímiles, cuando no la caída en un nivel de ignorancia abrumadora y reveladora. El anonimato, a pesar de requerir el ocultamiento de la identidad nominal, la devela (en otro nivel): muestra un ámbito cargado de prejuicios, de antagonismos egocéntricos, de disputas de autoridad y recelos “profesionales”, incluyendo intrigas y difamaciones. Y todo eso está manifiesto. Los nombres, a esta altura, son de segundo orden, aunque muestran una cobardía absoluta en el peor de los casos y un cierto derecho a la reserva en otros (que aunque no justifico comprendo por la baja capacidad de tolerancia de la crítica en este campo habitado por una “muchedumbre de seres excepcionales” como señaló irónicamente W. Gombrowicz en su manifiesto Contra los poetas). Y es verdad: da vergüenza ajena...En otro plano, y puesto que toda crítica está sujeta a crítica, creo que la noción de “objetividad” que domina aquí –partiendo por ese sujeto colectivo que firma aquí- tiene, desde mi perspectiva, demasiados presupuestos epistemológicos más que rebatibles; por ejemplo, la idea de que la objetividad es supresión de la subjetividad o de que un sujeto no implicado tendría más posibilidades de ser objetivo que alguien próximo a aquel del que se habla. Precisamente, la condición de posibilidad de cierta objetividad está en el conocimiento previo (como proceso simbólico con-validable), y eso presupone la intervención de un sujeto capaz de descentrarse para dar lugar a una confrontación intersubjetiva crítica. También habría que señalar que la objetividad tiene condiciones políticas de existencia..., pero todo ello llevaría lejos del centro de interés presente. En cualquier caso, ser amigo o no de alguien carece de importancia cuando se es capaz de discernir entre calidad estética y calidad humana. En esto, pienso que hay un cierto prejuicio o dogma referente a lo que ha de entenderse por objetividad. La poética de A.M. no necesita defensores –ni menos que menos, una defensa corporativa-, a condición de que se la lea con detención... pero más básicamente, a condición de que se la lea... En ese sentido, pienso que la labor de crítica colectiva de ustedes -los Addison- es positiva, aun cuando en este caso tengo algunas diferencias significativas. Entre otras cuestiones, por algunas asunciones epistemológicas que realizan, por el tipo de análisis (más formal que formacional) que se pone en juego y por interpretar la “autorrestricción” como signo de debilidad cuando me parece que no lo es necesariamente. Lo decía en el campo del psicoanálisis Lacan: la rigurosa exclusión de ciertos recursos que están a la mano puede constituir un campo de fortaleza, porque exige un trabajo no de purificación sino de selección crítica de los puntos significantes sobre los que ha de gravitar un discurso. En eso, también acordarían otros tantos teóricos: no hay poética relevante que no presuponga una reflexión sobre el lenguaje, para el caso, dislocado. Como sea, no es preciso compartir completamente los puntos de vista de ustedes (los autores de este blog) para reconocer un trabajo valioso y necesario en estos tiempos de extrema cordialidad homicida. Pero el problema central, para mí, ya ha sido puesto de manifiesto por Ratt y Víktor: el nivel de descalificación radical (autoritaria y acrítica) que hacen algunos participantes de un poeta que, interese o no, guste o no, es indiscutible en su condición de tal. Al menos a mí, esa descalificación me impide centrarme en una discusión específica sobre la poética de A.M., de lo más interesante, profunda y promisoria que se insinúa en el contexto español actual. Es ahí donde se hacen evidentes –o así me parece a mí- los límites del anonimato: jaquean el proyecto crítico que aquí intentan cimentar. Y aunque no tengo ninguna esperanza de cambiar la opinión (en ocasiones, sorprendentemente poco informada) de estos anónimos polemistas, me parece fundamental la remisión a las prácticas poéticas concretas (y más en general vitales) en las que cada uno participa y dejarse de tonterías del tipo “forma parte de un grupo” -¿quién no?-, o “cita a sus amigos que también lo citan” (lo cual se refuta en el más elemental nivel de lectura de sus trabajos teóricos, ajustados a específicos criterios de pertinencia), o incluso traer a la palestra la sacrosanta acusación de “marxista”, como si estar situado en un cierto horizonte político (para el caso, de una izquierda que no tiene nada que ver con el totalitarismo a lo Stalin, Mao o Pol Pot, por mencionar algunos casos) ya fuera motivo de insulto. Como sea, pienso que un debate interesante deriva otra vez en polémica-espectáculo, a lo lucha libre, sonora y vacía, como no sea por los argumentados comentarios de V., R. y algún que otro suelto (que no comparto pero respeto). Aunque también defiendo la idea de Voltaire mencionada por Rat. (a quien no conozco), me parecería un error grave confundir disenso o desacuerdo con mera impugnación o difamación -que es lo que está primando en esta entrada-, confusión contra la que deberíamos luchar. Ojalá que esa tendencia no se convierta en norma... porque sería también el momento de un naufragio.En cualquier caso, un giro argumental no nos vendría mal a nadie. Aprenderíamos a ejercer un pluralismo crítico cada vez más herido de muerte.

Gracias y un saludo,
Arturo Borra