viernes, 26 de octubre de 2007

Releyendo a OLVIDO GARCIA VALDES



"discontinua forma de vibrátil

brisa que agita cada hoja

de los rosales aún bajos en abril,

cada hoja roja de rojo

vinoso, cada hoja verde

de recia consistencia."
Olvido Garcia Valdés

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Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, 1950) es una de las voces más prestigiosas y sólidas de la poesía española actual. Filóloga y filósofa, codirectora de la revista Los infolios y fundadora de la añorada El signo del gorrión, ha ido desgranando con los años una obra silenciosa, exigente, preocupada por el lenguaje y las posibilidades del conocimiento, próxima a la ternura y a la escasez, entre cuyos títulos destacaríamos Ella, los pájaros (1994), Caza nocturna (1997) o Del ojo al hueso (2001), amén de la biografía Teresa de Jesús. También ha practicado la traducción. Y todos estábamos vivos, publicado este año por Tusquets Editores, es su último y voluminoso libro de poemas.



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Se toma un camino, se pierde
en la campestre no urbanidad
de la intemperie
y así se anda sin prisa porque
ni llegar es al fín un objetivo.
Escribir, ir andando y ser de otro
complice, ser de lo otro descubierto
es quizá lo posible
en el lento aprendizaje, en la dura
y solitaria opción
que se cree, que se pretende justa,
cuanto menos veraz, no fingida, no
mercantilizada, no
entregada al papel o a la luz para exhibirse
sino para dejar constancia,
huella frágil, de un ir caminando, escuchando
y pisando eso que en vida
es todo,
apenas un puente, apenas
un roce sublime de compasión.

La generosísima apertura de lo invisible
a quien como Olvido, lleva tiempo caminando
sola por trochas
y linderos, por la frontera

los pájaros y las rocas ya le reconocen.
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Viktor Gómez

OLVIDO GARCIA VALDES: Tras el cristal

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TRAS EL CRISTAL
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Tras el cristal, se desconoce
el cuerpo, como un hijo
que crece, como si jugara
y de pronto fuera desconocido.
Coloca entonces
tu mano en el estómago,
la palma abierta, y respira
profundo. Al fin somos culpables
de quien muere, y también
de vivir. Barrios
se hacen poblados peligrosos
por la noche, hay humaredas,
rostros cetrinos junto a fuegos.
De "Ella, los pájaros" 1993

DEONTOTÓNICO: entre Arturo Borra y Viktor Gómez

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Lo dificil hoy en día, lo extraño de ver y reconocer, de aceptar, incluso de no minusvalorar es la acción deontotónica. Que facilmente se confunde con acepciones negativas como "acciones infantiles" ó "demenciales" ó "poco prácticas". V.G.
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Deontotónico:


Inclinado a hacer lo que se debe. A obrar según la deontología (*), a ser justo, a ser misericordioso. Son personas que socialmente son consideradas sospechosas. Así en este blog tengo una sección intitulada "sospechosos" y otra "amigos" y otra "Antonio Méndez dixit", que obeden a este principio.

V.G.

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(*)Deontología (del griego δέον "debido" + λόγος "tratado"), término introducido por Bentham —Deontology or the Science of Morality, 1834— para referirse a la rama de la Ética cuyo objeto de estudio son los fundamentos del deber y las normas morales. Se la conoce también bajo el nombre de "Teoría del deber". Junto con la axiología es una de las dos ramas principales de la Ética normativa.

Puede hablarse también de una
deontología aplicada, en cuyo caso no se está ya ante una ética normativa sino descriptiva e incluso prescriptiva. Es el caso de la deontología profesional.
Su concepto básico es que obrar "de acuerdo a la ética" se corresponde con obrar de acuerdo a un código definido de antemano. Un apartamiento de una norma previamente definida, en general por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no-ético.
Por el contrario, existe otra rama, denominada
Teleología, que define el obrar éticamente como aquella actitud o comportamiento que contempla el bien para la mayoría, determinando qué es correcto y qué no lo es en función del resultado a alcanzar.
Extraido de Wikipedia
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Desconozco si nuestras labores poéticas
obedecen a la deontología,
o si somos deontotónicos,
pero en todo caso,
hay deberes gozosos y goces debidos.
Sumergirse en la bella inutilidad
de los diccionarios hundidos,
pero más todavía,
en el goce inútil de lo poético,
es también una apuesta ética,
que no se conforta con una celebración
de lo existente.
Va un abrazo,
Arturo Borra
poeta argentino residente en Alzira (Valencia)