jueves, 16 de septiembre de 2010

MARIA SALGADO, MAURICIO VIDALES Y ELADIO ORTA EN MADRID RECITAL 18 DE SEPTIEMBRE

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CPPC - CENTRO PERMANENTE DE POESÍA CRÍTICA

Poesía que no cede a la hipnosis

Librería Asociativa Traficantes de Sueños

c/ Embajadores, 35

Madrid








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(XIII): Sábado 18 SEPTIEMBRE – 19 h.

Mauricio Vidales, Eladio Orta y María Salgado

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MAURICIO VIDALES (Santiago de Cali, Colombia, 1962) se relació con el Teatro Experimental de Cali y fue discípulo de Enrique Buenaventura, principal artífice junto a Santiago García, del Nuevo Teatro Colombiano y del método de creación colectiva. En 2001 viaja a París y desde 2002 reside en España. Ha publicado los libros Festejo de Ausencias” –selección de poemas 1983-2001-, Huella de Silencios, poemas y ensayos, y el poemario De-Cantares. De ires, iras y esperanzas, además de numerosos artículos de opinión, literarios y políticos.

ELADIO ORTA (Isla Canela, Huelva, 1957) es poeta, editor, campesino y resistente ecologista en una de las zonas de mayor presión constructora de todo el Estado. Acaba de ver publicada su obra reunida en el tomo Tierrafirmista (poesía, antipoesía y prosa reunida 1992.2006) (Ed. Cacúa, 2010). Utiliza los nombres de Eladio Orta, Heladio Horta y Amin Gaver para firmar sus textos con distintos registros, y así ha publicado libros como Resistencia por estética (Germania, 1999), Berenjenas pa los pavos (El Árbol Espiral, 2003), + de poemas tontos (Celya, 2003), Sincronía del Solejero (Diputación Provincial de Huelva, 2004) y Antisonetos (Baile del Sol, 2007). Además, ejerce una infatigable labor de edición junto a la Asociación Cultural Crecida. Ha sido incluido en antologías como Feroces o diversos volúmenes de Voces del Extremo.

MARÍA SALGADO (Madrid, 1984) ha sido recogida en las antologías Todo es poesía menos la poesía y Periféricos. es autora de los poemarios 31 poemas (CEDMA, 2010), ferias (Premio Félix Grande, 2007), Dinamarca (Premio José Hierro, 2002) y resultó finalista del Premio Adonais con su primer poemario en 2000.








SIN REMEDIO

si nos cortan las patas / ya ves /
andaremos sin patas / qué remedio /
que nos cortan las alas / no podremos volar /
construiremos barriletes / qué remedio /
si nos cortan las manos / ofú /
con los dientes escribiremos / qué remedio /
que nos cortan las orejas / sin sonidos /
el olfato desarrollaremos / qué remedio /
que nos tapan la boca / mala cosa /
del aire comeremos / qué remedio /
del aire moriremos / alondras de los rastrojos /
si nos asfaltan los campos / sin remedio /

(Eladio Orta)


CONTRA LA DIVINA PROVIDENCIA ENCARNADA

en un país donde los actos de paz

se convierten en botines de guerra

capitales históricos para malgastar

propaganda del engaño sin fronteras

para tergiversar para incrementar el odio

para hacer olvidar esos mismos actos

que podrían ser la flor del despertar

en un país atado al caudillismo

que destroza la buena fe de sus gentes

que anula la memoria y hace fiesta

con la bandera y con el himno

bajo la mentira ilimitada como escudo

en un país como el mío, digo –es un decir, como dijo el cholo–

donde la dignidad y el pudor se han hecho polvo

porque ya no surgen altivos en medio de la humareda

en un país donde la Divina Providencia

se hizo carne sin remedio

donde sólo queda esperar que el hijo del Señor

se pronuncie para que el piadoso pueblo

duerma tranquilo alguna noche

tras anunciar al nuevo Salvador

es decir, a su alma y su voz transfigurada

en un discípulo amado o bien en su “prudencia

y responsabilidad” de no soltar las bridas

porque el frío de la celda lo acorrala

en un país de ciegos, como lo nombró el poeta

tres décadas atrás y la oscuridad persiste

sólo la fe les queda a esas tristes gentes

más piadosas que nunca

burladas por el pastor que anuncia nuevos truenos

mientras moldea en la sombra con sevicia

–bajo la égida de sus ramplones eufemismos

al antojo de sus siniestras maquinaciones–

el imperio de la depredación del exterminio

de la tierra arrasada del sometimiento

en su venerable farsa patria

de rastrera etiqueta sin-vergüenza

(Mauricio Vidales)


DE VUELTA

de un andén

a casa como a deshora siempre

dejé mi vértigo cesaron las cosquillas

porque las grúas imponen

su no sé qué de épica

casas de ladrillo

o casas cada vez más feas

obras peatonales relax

el tránsito hacia lo que no brilla

reconforta

es como una sonrisa

que dejamos por fin de forzar.

(María Salgado)