jueves, 26 de marzo de 2009

CAVALO MORTO: diálogo entre Lèdo Ivo y Juan Carlos Mestre

LÈDO IVO es uno de los grandes poetas vivos de Brazily sustantivo exponente de la generación del 45.

Su dominio del lenguaje poético le hace beneficiario de excelentes sonetos o poemas en prosa poética con resuelta maestría formal y con una irrenunciable actitud crítica en lo estÉtico y vital.

Más, aquí y aquí.  Y en portugues, aquí.

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[caption id="attachment_1580" align="aligncenter" width="400" caption="LÈDO IVO"]LÈDO IVO[/caption]

CAVALO MORTO

A Xavier Placer En Cavalo Morto las muchachas acostumbran a pasear con los soldados. Y después a amar. Surge entonces un despropósito: ellas, tras el amor, bordan en las nubes, con un alfabeto azul y blanco, los nombres de sus pretendientes: José, Antonio, Manuel, Juan.

Las muchachas vuelven más jóvenes de esos amores en el matorral. Vuelven intrépidas, excitadas por el brebaje de la luna. Y para ellas no hay exigencias, cobardías, acontecimientos. Hay los soldados del batallón.

En agosto, enero y aún en septiembre, las muchachas aman en Cavalo Morto. Pasan abrazadas a sus amantes y dejan en la arena del camino alguna cosa, espuma o gasa. Los soldados no saben hacer sonetos, pero ¡cómo aman! Por la noche Cavalo Morto nunca está despoblado. Y si usted para un día y oye voces y risas y jadeos amorosos, no se asuste con miedo fantasmal. Son las muchachas amando a los soldados en Cavalo Morto.

(versión traducida por Amador Palacios)

[caption id="" align="aligncenter" width="432" caption="AMADOR PALACIOS"]AMADOR PALACIOS[/caption]

TEXTO MÍO:

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[caption id="" align="aligncenter" width="200" caption="JUAN CARLOS MESTRE"]JUAN CARLOS MESTRE[/caption]

Cavalo Morto

Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es una luciérnaga que busca una moneda perdida. Cada moneda perdida es una golondrina de espaldas posada sobre la luz de un pararrayos. Dentro de un pararrayos hay un bullicio de abejas prehistóricas alrededor de una sandía. En Cavalo Morto las sandías son mujeres semidormidas que tienen en medio del corazón el ruido de un manojo de llaves. Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Lèdo Ivo es un hombre viejo que vive en Brasil y sale en las antologías con cara de loco. En Cavalo Morto los locos tienen alas de mosca y vuelven a guardar en su caja las cerillas quemadas como si fuesen palabras rozadas por el resplandor de otro mundo. Otro mundo es el fondo de un vaso, un lugar donde lo recto tiene forma de herradura y hay una sola tarde forrada con tela de gabardina. Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo es un río que madruga para ir a fabricar el agua de las lágrimas, pequeñas mentiras de lluvia heridas por una púa de acacia. En Cavalo Morto los aviones atan con cintas de vapor el cielo como si las nubes fuesen un regalo de Navidad y los felices y los infelices suben directamente a los hipódromos eternos por la escalerilla del anillador de gaviotas. Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron y salen del brazo con la brisa del anochecer a celebrar el cumpleaños de los árboles y escriben partituras con el timbre de las bicicletas. Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. Lèdo Ivo es una escuela llena de pinzones y un timonel que canta en el platillo de leche. Lèdo Ivo es un enfermero que venda las olas y enciende con su beso las bombillas de los barcos. En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro, como pertenece la tuerca de las estrellas marinas al saqueador de las cabezas sonámbulas y el cartero de las rosas del domingo a la coronita de luz de las empleadas domésticas. Cavalo Morto es un lugar que existe en un poema de Lèdo Ivo. En Cavalo Morto cuando muere un caballo se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere un evangelista se llama a Lèdo Ivo para que lo resucite, cuando muere Lèdo Ivo llaman al sastre de las mariposas para que lo resucite. Háganme caso, los recuerdos hermosos son fugaces como las ardillas, cada amor que termina es un cementerio de abrazos y Cavalo Morto es un lugar que no existe.

Juan Carlos Mestre



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