jueves, 4 de septiembre de 2008

II CERTAMEN CUENTOS DEL ESTRECHO

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¡¡¡ ANIMENSE A ESCRIBIR, PORQUE ESCRIBIR ES PENSAR Y ACTUAR...!!!





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Buenas chic@s, os remito las bases del concurso literario Cuentos del Estrecho que organiza la fundación Dos orillas de Cádiz que colabora en países como México, Camerún, Kenia, Nigeria y Congo con el fomento de la cultura y el desarrollo social en todas sus manifestaciones.

Es un certamen muy interesante, no por el premio, sino por la temática en sí; Los relatos cortos deben tener como tema el "reflejo del puente de ida y vuelta que existe entre las dos orillas del estrecho"Animaos a participar!


LAS BASES:


1.-Podrán concurrir todas las personas que lo deseen , cualquiera que fuera su nacionalidad , siempre que sus obras sean escritas en castellano.



2.-Se establece un único premio de 2500 euros (Dos mil quinientos) y la publicación del relato en una edición de mil ejemplares que será presentado en Andalucía y Norte de Marruecos .



Igualmente , este premio conllevará la distribución del libro a través de diferentes librerías de España y Marruecos.



3.-Los trabajos deberán ser inéditos y no haber obtenido premio en ningún certamen literario. La temática deberá estar relacionada , de alguna forma , con las dos orillas del Estrecho y con una extensión no inferior a 30 folios ni superior a 35.



4.-Se presentarán tres originales mecanografiados a doble espacio y por una sola cara , firmados con nombre supuesto y acompañados de un sobre cerrado , dentro del cual figurará el nombre completo real del autor ó autora , así como su dirección y teléfono de contacto.



5.-Los originales serán remitidos a la FUNDACIÓN DOS ORILLAS-DIPUTACIÓN DE CADIZ-CENTRO DE COOPERACIÓN PERMANENTE CON EL MAGREB-EDIFICIO KURSAAL, AVENIDA VILLANUEVA Nº2, 11207 ALGECIRAS, indicando en el sobre SEGUNDO CERTAMEN INTERNACIONAL DE RELATOS CORTOS "CUENTOS DEL ESTRECHO".



6.-El plazo de entrega de originales quedará cerrado el 28 de Marzo de 2009.



7.-El fallo del Jurado se hará público el día 23 de Abril de 2009, estando prevista su publicación para las ferias del Libro de Algeciras y Tetuán.



8.-El ganador ó ganadora , no podrá volver a presentarse , hasta pasados tres años.Fundación Dos Orillas. Diputación de Cádiz. Centro de Cooperación permanente con el Magreb-Edificio Kursaal



(facilitado por JENNI)

La Casa Roja de J.C. Mestre comentada por Rosa Benéitez


ROSA BENÉITEZ desde http://afterpost.wordpress.com nos ofrece su mirada poética y critica sobre textos, contextos y lecturas que nos abren en un espesor del presente ventanas, nos lanzan puentes, sujetan escaleras para descender a lo abisal o subir a lo oscuro de una producción poética descentrada del canon y con clara voluntad ética de subversión y resistencia al canon dominante. Muy recomendable. No es de extrañar pués, haberla descubierto en el 2007, en el blog de Marcos Cantelí, por ejemplo.


V. G.












“Alguien anda diciendo que en las afueras de la ciudad hay una casa roja” pero lejos de situarse en el arrabal, este poemario de Juan Carlos Mestre se presenta en el centro de la poesía actual, si no por reconocimiento, sí por méritos. La casa roja no es un minipiso de treinta metros cuadrados -único espacio para un único inquilino- sino la versión contemporánea de la Torre de Babel. En ella conviven y dialogan gran parte de las tradiciones y culturas que hemos conocido, y lo hacen a través de sus ya consabidas fórmulas discursivas y por medio de un cuidado ensamblaje salido del taller del poeta.




Hace algunos días hablaba Alberto Santamaría en su blog de uno de los mayores prejuicios asumidos tras el Romanticismo; creer que la poesía acercaría al hombre a la verdadera esencia de las cosas, tras una especie de relegación de lo aprendido, y acompañaba esta reflexión de algunas palabras sobre el caso contrario al comentado. En cierto modo, el poeta Walt Whitman se instauró, o mejor, fue instaurado como el gran renovador de la vida, el nuevo cantor de lo natural y por ende como aquel que devolvería al hombre su ser en el mundo. Juan Carlos Mestre abre su libro diciendo: “¿Qué oyes, Walt Whitman?” y con esta pregunta irónica, según esta lectura, interroga a todos aquellos que quisieron ver en lo natural-opuesto aquí a algo que se ha dado en llamar artificial- la salvación de la humanidad. De ahí que Mestre dirija su mirada hacia lo cultural, lo civilizado, lo que se aleja del estado más primitivo, para demostrar que es en esa parcela de la existencia donde mejor podemos hacer un ejercicio de autoconciencia.




Igual que hizo Whitman, el autor de La casa roja se sirve de las formas adoptadas por los shi´r hebreos (paralelismos, equivalencias, repeticiones, etc.), aunque en lugar de revestir a su literatura de un tono épico, mas bien trata de desmontar algunos de los mitos de una tradición de la que se sabe heredero, y otorgarle a sus cantos la mirada crítica que todo poema de Juan Carlos Mestre lleva implícita. El poeta asume que su cultura es una construcción productora de “especies de verdades” con las que comunicarse; por eso en poemas como “Antepasados” y “El anzuelo de la libélula” el sujeto poético nos presenta una tradición, que siente propia y a la vez prestada, en tanto que artificio perpetuado a lo largo de los años: “antes de que me tomaran por un extraño, ya que no era el dueño de esa invención, me alejé del optimismo de ser entendido por más de dos”.“El niño Jhon” es otro buen ejemplo de cómo las diferencias culturales pueden alejar las percepciones de niños que comparten hasta el signo que los identifica-arbitrariedades del idioma. Este poema además conecta con la temática de esta segunda parte del libro, en la que el aprendizaje y la adquisición de determinadas vivencias y valores se propone como el origen de todo proceso de socialización, ya que es en ese periodo de crecimiento donde el individuo se conecta con una u otra de las tradiciones de las que hablábamos al comienzo.




El siguiente paso dado en toda civilización es el de la creación de las Instituciones. La Iglesia, una de nuestras madres protectoras, supo imponer su voz sobre la del resto y anular con ello cualquier libertad de conciencia. Pero “La casa roja” del yo poético no se somete, mantiene los cimientos de los Medici y de Bizancio, se sitúa en la encrucijada de las grandes formaciones sociales y “habla con alas” y con “lava de lo ardido”. Tampoco el poeta claudica ante la gran Institución literaria; vuelve a servirse del discurso de aquellos a los que cuestiona para ironizar sus tópicos metarrelatos y firmar una Historia de la literatura en la que los que triunfan son los “charlautores”…”vendiendo algún souvenir a la cátedra de los sentimentales”.






La propia escritura de Mestre es sin duda una crítica al tan extendido afán del mundo literario por establecer categorías y modos a los que adscribir tal o cual práctica artística. El poeta transita los surcos de lo narrativo, la comunicación oral, lo imaginativo (en el sentido kantiano del término: la imaginación piensa y por tanto representa en intuiciones, en ideas estéticas), etc. para hacer de todo ello un camino propio y firme con el que recorrer el espacio del lenguaje. Difícil tarea ésta en un mundo en el que como se afirma en este poemario nadie es nadie, no existe el individuo, que sí el individualismo, y la literatura ha sido reducida a “mercado de pensamientos”. El oficio de poeta parece estar en peligro de extinción y la poesía ha dejado de tener cabida en este ecosistema. Pero la puesta en cuestionamiento de Mestre no busca una esencia perdida (de ahí que la poesía no haya caído en desgracia), sino desacralizar a lo real; sus poemas representan realidades, no son el descubrimiento de una verdad última, muy por el contrario el lado de un prisma infinito. Por ejemplo en el texto “Cavalo Morto” la concatenación formal sirve para otorgar concreción y existencia a aquello que podría parecer irreal, acercándosenos no como un ininteligible, sino como un mundo posible. De la misma forma en “Atrapasueños” la anáfora contribuye a reafirmar el ser de un yo poético en apariencia etéreo, sin consistencia, que acaba proclamándose “de acuerdo con lo irreal, soy la sombra única de la realidad”En el número 99 de la revista Letra Internacional decía Jordi Doce; “… creo firmemente que si nuestros novelistas leyeran más y mejores poemas algo cambiaría para bien en nuestra literatura. La buena poesía (…) renueva y clarifica el lenguaje y nos ayuda por tanto, a pensar con más precisión y delicadeza, es decir, a pensar mejor”. Secundo la primera afirmación, que además se corrobora con la segunda y queda probada con la poesía de Juan Carlos Mestre. En poemas como “Metamorfosis” el trabajo con imágenes alejadas de la superficialidad de mucha de la literatura actual, el poeta nos da una lección; programa un viaje para los que no saben de pensamiento en imagen o fracasan en su intento de producirlo.Intimamente ligado a esto que hemos llamado imágenes está el concepto de belleza. Ésta que indudablemente depende de los ojos de quien la busca es para el poeta “por derecho mitológico esposa del trípode y el camaleón”; una cualidad cambiante y subordinada a la perspectiva. Mestre decide sacarle los colores a Pitágoras y a Platón, desterrando las bellezas ideales, y apostar en poemas como “La casa giratoria” por un habitar amado por “las nimiedades que no encuentran sitio en el Talmud, las bellezas que deletreo para que doblen la esquina de la ficción”. En esta casa roja encontramos, aunque en versión reducida a “La mujer abstracta”, un poema anteriormente editado en la colección Compactos de poesía de la editorial El gato gris (que además incluía el trabajo como ilustrador del poeta). Éste viene a completar la mirada estética de un sujeto poético “Aburrido de las naturalezas muertas” y harto en cierto modo de ese pretendida universalidad del gusto, que cierra su reflexión con la proclama de “Me he enamorado por fin de una mujer abstracta”.Así, y porque todo fluye, la poesía de Mestre entusiasmada por la belleza de lo concreto y “la personalidad de las apariencias” crea un discurso desestabilizador, que ahonda en la realidad, no con un afán trascendente, sino con un resultado trascendental; el de poner en cuestionamiento el sentido común, la fastidiosa manía de vincular a la verdad con la idea.“El origen de las ideas, al igual que el de los ríos, está en las nubes”.




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(Salamanca, 1984) Licenciada en Humanidades por las universidades de Salamanca y Autónoma de Barcelona. Estuvo vinculada a la Galería de arte Raya-Punto. Actualmente cursa estudios de Teoría de la literatura y literatura comparada en Granada.