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"No recuerdo un invierno tan frío como éste."
A. González
"Olvida la nieve, vive /con los tuyos, desciende / a la ternura. Este /es tu país."
A. Gamoneda

Antonio Gamoneda y Angel González fueron compañeros primero, después amigos y al final exiliados del tiempo que rebasa toda yuxtaposición y deriva entre lo no visto y el afán en el no-lugar de la poesía gamonediana, tanto como en el concreto lugar del agua angelgonzalina. Estuvieron léjos, cerca, léjos, entre, léjos y en su edad como en su otoño, radicales y admirables. ¿Todo vale?. Sabemos que no. No todo es poesía, aunque haya poema. Pero de estos dos poetas, mi lectura y relectura se alimenta con temblor, con precaución, vértigo y duda, sabiendo que ambos dos inclasificables autores están por encima de las etiquetas, de los amigos y amiguismos que les quisieran atrapar o explicar. Antonio sigue en la reescritura, Ángel fue la precisión visible del oficio de la tachadura y la paciencia. Sus maneras de resolver el conflicto ético y cultural en los años que siguieron a la incivil guerra del 36 nos muestran dos apuestas ante la adversidad, la mediocridad, la dictadura, el tránsito a la democracia, la relación con el poder, el poder de las relaciones y las afinidades (voluntarias e involuntarias) que son una patria de nómada, del corredor de fondo. Estoy más próximo como lector y ciudadano a la poética gamonediana, a ese "desde" que atraviesa tuétanos de letras y signos de sangre y memoria, sólidamente, solidariamente entre los desaparecidos, los herederos de la memoria utópica, los huérfanos del desamparo y la barbarie. Y admiro la capacidad irónica y mordaz de revolvernos que tienen los poemas políticos de Ángel, entre sus varias virtudes como poeta. De su yuxtaposición podría verse un campo amarillo que recibe el rumor de aguas en el deshielo.... en un país que no sabe resolver sus verdades ocultas, sus metirijillas públicas, su tribalidad infatigable, su división y desencuentros.
V. G.
Hay yerba negra en las laderas y azucenas cárdenas entre sombras,pero, ¿qué hago yo delante del abismo?
Bajo las águilas silenciosas, la inmensidad carece de significado.
Antonio Gamoneda

ROSA DE ESCÁNDALO
(Alburquerque, noviembre)
Cuando el hombre se extinga,
cuando la estirpe humana al fin se acabe,
todo lo que ha creado comenzará a agitarse,
a ser de nuevo,
a comportarse libremente
----------------------------------- —como
los niños que se quedan
solos en casa
cuando sus padres salen por la noche.
Héctor conseguirá humillar a Aquiles,
Luzbel volverá a ser lo que era antes,
fornicará Susana con los viejos,
avanzará un gran monte hacia Mahoma.
Cuando el hombre se acabe
—cualquier día—,
un crepitar de polvo y de papeles
proclamará al silencio
la frágil realidad de sus mentiras.
Angel González