miércoles, 9 de mayo de 2007

W. H. AUDEN: ESPAÑA, UN POEMA DE AMOR SOCIAL



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Las discusiones sobre el papel del artista en la sociedad pocas veces dan fruto porque sus participantes no han definido qué quieren decir con los términos que usan. Mientras malinterpretemos lo que otros dicen, ni el acuerdo central ni la diferencia genuina de opinión son posibles. Empezaré, entonces, con algunas definiciones.

Individuo. En primer lugar, un término biológico: un árbol, un caballo, un hombre, una mujer. En segundo lugar, como el hombre es un animal social y nace sin formas instintivas de conducta, el término es sociopolítico: un americano, un doctor, un miembro de la familia Smith. Como individuos somos, se quiera o no, miembros de una sociedad o de varias sociedades, cuya naturaleza esta determinada por necesidades biológicas y económicas. Como individuos nos crean por reproducción sexual y condicionamientos sociales y sólo se nos puede identificar por las sociedades a las que pertenecemos. Como individuos, somos comparables, clasificables, contables, remplazables.

Persona. Como personas, cada uno de nosotros puede decir yo respondiendo al tú de otras personas. Como personas, cada uno de nosotros es único, miembro de una clase propia con una perspectiva única del mundo, alguien que no se parece a nadie que haya existido antes y que no lo será a nadie que exista después. El mito de la descendencia de toda la humanidad de un solo antepasado, Adán, es un modo de decir que se nos llama a la existencia personal, no por un proceso biológico sino por otras personas, nuestros padres, amigos, etcétera. De hecho cada uno de nosotros es Adán, una encarnación de toda la humanidad. Como personas no somos miembros de las sociedades pero, junto con otras personas, tenemos la libertad de formar comunidades por amor a algo mas que nosotros, por la música, la filatelia o por el estilo. Como personas somos incomparables, inclasificables, incontables, irremplazables.

Al parecer muchos animales cuentan con un código de señales para comunicarse entre individuos de la misma especie, con el fin de transmitir una información vital sobre sexo, territorio, alimento, enemigos. En los animales sociales como la abeja, este código puede volverse complejísimo pero sigue siendo un código, una herramienta impersonal de comunicación: no evoluciona hacia el lenguaje porque el lenguaje no es un código sino la palabra viva. Sólo las personas pueden crear el lenguaje porque solo ellas desean abrirse libremente a otros, dirigirse a otros y responder a otros en la primera o segunda personas, o por sus nombres: sin importar qué tan elaborados estén, todos los códigos se limitan a la tercera persona.

Como los hombres son a la vez individuos sociales y personas, necesitan un código y un lenguaje. Para ambos se emplean lo que llamamos palabras, pero entre nuestro uso de ellas como señales y nuestro uso de ellas como discurso personal hay un abismo; si no hacemos esta distinción no podremos entender un arte literario como la poesía ni comprender su función.

Los pronombres personales de la primera y segunda personas no tienen género; el de la tercera tiene género, y en realidad debería llamarse impersonal. Al hablar sobre alguien más a un tercero, la tercera persona es una necesidad gramatical, pero pensar en otros como él o ella es pensar en ellos no como personas sino como individuos.

Los nombres propios son intraducibles. Al traducir al inglés una novela alemana cuyo héroe se llama Heinrich, el traductor debe escribir Heinrich y no cambiarlo por Henry.

La poesía es lenguaje en el más personal, el más íntimo de los diálogos. Un poema sólo tiene vida cuando un lector responde a las palabras que el poeta escribió.

La propaganda es un monólogo que no busca una respuesta sino un eco. Hacer esta distinción no es condenar a toda propaganda como tal. La propaganda es una necesidad de la vida social humana. Pero no distinguir la diferencia entre poesía y propaganda les hace a las dos un daño indecible: la poesía pierde su valor y la propaganda su eficacia.
En formas más primitivas de organización social, por ejemplo en las sociedades tribales o campesinas, a la índole personal del lenguaje poético la oscurece el hecho de que la sociedad y la comunidad más o menos coinciden. Todos se ocupan del mismo tipo de actividad económica, todos conocen a los demás personalmente y más o menos comparten los mismos intereses. Más aún, en una sociedad primitiva, la poesía, el lenguaje de la revelación personal, no se ha separado de lo mágico, del intento por controlar las fuerzas naturales mediante la manipulación verbal. Por otra parte, hasta la invención de la escritura, el hecho de que el verso es mas fácil de recordar que la prosa da al primero un valor de utilidad social no poético, como mnemotecnia para transmitir conocimientos esenciales de una generación a otra.

Donde quiera que haya un mal social verdadero, la poesía, o cualquier arte para el caso, es inútil como arma. Aparte de la acción política directa, la única arma es el informe de hechos: fotografías, estadísticas, testimonios.
Las condiciones sociales que conozco personalmente y en las que tengo que escribir son las de una sociedad tecnológicamente avanzada, urbanizada y aglomerada. Estoy seguro de que en cualquier sociedad (no importa cuál sea su estructura-política) que alcance el mismo nivel de desarrollo tecnológico, urbanización y riqueza, el poeta se enfrentará a los mismos problemas.

Es difícil concebir una sociedad abundante que no sea una sociedad organizada para el consumo. El peligro en una sociedad así es el de no distinguir entre aquellos bienes que, como la comida, pueden consumirse y hacerse a un lado o, como la ropa y los automóviles, descartarse y reemplazarse por otros más nuevos, y los bienes espirituales como las obras de arte que sólo alimentan cuando no se consumen.
En una sociedad opulenta como Estados Unidos, las regalías dejan bien claro al poeta que la poesía no es popular entre los lectores. Para cualquiera que trabaje en este medio, creo que esto debía ser más un motivo de orgullo que de vergüenza. El público lector ha aprendido a consumir incluso la mejor narrativa como si fuera sopa. Ha aprendido a mal emplear incluso la mejor música, al usarla de fondo para el estudio o la conversación. Los ejecutivos empresariales pueden comprar buenos cuadros y colgarlos en sus paredes como trofeos de estatus. Los turistas pueden "hacer" la gran arquitectura en un tour guiado de una hora. Pero gracias a Dios la poesía aún es difícil de digerir para el público; todavía tiene que ser "leída", esto es, hay que llegar a ella por un encuentro personal, o ignorarla. Por penoso que sea tener un puñado de lectores, por lo menos el poeta sabe algo sobre ellos: que tienen una relación personal con su obra. Y esto es más de lo que cualquier novelista de bestsellers podría reclamar para sí.

PEN CLUB de Budapest, 1967, discurso de Auden traducido por Delia Juarez





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Lo único que poseo es una voz
para desarmar la mentira plegada,
la mentira romántica en el cerebro
del sensual hombre de a pie
y la mentira de la Autoridad
cuyos edificios tantean el cielo:
no hay nada parecido al Estado
y nadie existe en soledad;
el hambre no deja opción
al ciudadano ni a la policia;
debemos amar al prójimo o morir;
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Indefenso bajo la noche
nuestro mundo yace estupefacto;
aún así, diseminados por doquier,
irónicos puntos de luz
destellan allí donde los Justos
cruzan sus mensajes:
ojalá yo, compuesto igual que ellos
de Eros y polvo,
atormentado por la misma
negación y desesperanza,
muestre una llama afirmativa.
1 de septiembre de 1939


RICARDO DEFARGUES: EL SILENCIO HABITADO

EL POETA Y SU OBRA

Nací en Barcelona en 1933. Los primeros años de mi vida conocieron la agitación de la Guerra Civil. Me repartí entre Barcelona, Valencia y Francia adonde nos llevó mi padre huyendo de las bombas. En 1945 pasé a Valencia, donde acabé el bachillerato e hice la carrera de Leyes. En 1958 dejé Valencia, para dedicarme a diversas ocupaciones, “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Conocí Madrid y sus ambientes literarios. Allí empecé a cultivar la poesía e hice diversas amistades, entre las cuales recuerdo con particular gratitud la de Vicente Aleixandre, poeta genial y “confesor de poetas”. En 1968 fui a vivir a Barcelona como Agente de Cambio y Bolsa. Fue una época de mucho trabajo, tal vez no muy adaptado a mi personalidad, pero también de viajes (la vuelta al mundo...). En 1983 pasé a Madrid, también como Agente de Cambio y Bolsa. Al suprimirse la carrera, me transformé en notario de Fuenlabrada; de donde acabo de jubilarme. Pienso acabar mi vida en Madrid, he rodado demasiado ya. No creo que escriba mucha poesía. Siguiendo el consejo de mi amigo portugués José Bento, he confeccionado una Antología Poética donde ya queda dicho todo lo que tenía que decir. Desde mi piso veo la sierra tan admirable en invierno. La música y el video contribuyen a llenar mi tiempo. Acepto mi actual soledad. No temo a la muerte ¿cómo se puede temer lo inevitable? Y, mejor o peor, habré vivido.

Algunos de mis libros solitarios: Poesía, 1956-1973, Ínsula (comprende Primeros Poemas, El Arbusto –accésit del Adonais– y La libertad); Con la luz que declina, Pre-Textos; A cuenta de la Noche, Pre-Textos, 1997, y Antología poética 1960-2000, El Ciervo.





A CUENTA DE LA NOCHEA

cuenta de la noche.
A cuenta de la obra del ocaso.
A cuenta de la noche del sentido,
que va acallando, lenta, la palabra.
A cuenta de la noche de la vida,
lamento viejo que nos llega
del silencio definitivo.
A cuenta de la noche.

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De A cuenta de la Noche, 1997






Es frágil la razón de la muchacha
como los días de un anciano.
–El alma se marchita cuando el amor la entrega.
Has vencido la duda, y has destruido el mal.
–Con el precio de mi destino.
¡Feliz noche, amado príncipe,
velen tu sueño los ángeles!
–El resto sólo es silencio.
Se queja el viento en Dinamarca.
–Levanta la ceniza a las estrellas.
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De Con la luz que declina, 1991

ANTONIO/S GAMONEDA Y MENDEZ: LA LUZ Y EL LUGAR DEL CONFLICTO

Ágora de la Universidad Politécnica de Valencia



El próximo viernes 11 de mayo, en la Universidad Politécnica de Valencia, la ciudad y sus lectores rinden un sentido abrazo, abren un feliz silencio para escuchar un recital de Antonio Gamoneda. Será introducido por el poeta Antonio Méndez. Se entreveran, se entrecruzaran, posiblemente de manera casi imperceptible se abrazarán la luz y el lugar.A las siete de la tarde. Quiera la vida dejarnos en ese momentos ciegos a su voz y sordos al resplandor de esta luz en la intemperie.

Allí estaremos Julio Obeso y un servidor, entre poetas y lectores, alumnos del taller de Polimnia 222 que dirige Elena Escribano y anónimos devodadores de insomnio, luz y palabra.

V. G.


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De Presión 6: Gregorio Fontén. Fragmentos de una obra visual inédita. Fontén es músico, poeta y artista visual. Junto a Anwandter y A.Nónimo está incluido en UNO, el primer libro de poesía visual y sonora de la Colección Foro de Escritores.




ARENA LIBRE DE LO VISTO

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paciencia de la lejanía
perdida en el obrar común.
Ave salvada de lo visto:
duracíón para encontrar
el calor sellado de los vientres.
Umbral negado de lo visto:
trayecto de sol movedizo
siempre en mitad de la tarea.

A. Méndez







Amor

Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelvo tus cabello
salgo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
A. Gamoneda


HAY UNA
astilla de luz en la apariencia de la etrenidad, hemos lamido, casi amándolas, membranas invisibles, no hay más que invierno en las ramas inmóviles y todos los signos están vacíos.

Estamos solos entre dos negaciones como huesos abandonados a los perros que nunca llegarán.
Va a entrar el día en la habitación calcinada. Ha sido inútil la sutura negra.
Queda un placer: ardemos
en palabras incomprensibles.
-
-
Aún

Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.
A. Gamoneda


HACIA QUE LUZ LOS PÁJAROS
contra qué cielo oscuro, que no es mío,
su vuelo es su pobreza, si,
suspendidos en el aire de julio
cuando giran de pronto hacia qué luz
como advirtiendo que buscan un sitio
un nuevo turno donde
saben que no podrán hallarlo.
A. Méndez




Háblanos un poco de la madre poética, que se repite a lo largo de todo tu obra.

Sí, la madre poética... no hay grandes diferencias con la madre biológica y la madre real. También ahí tengo muchas notas para las memorias. Tiene mucho peso, porque mi padre murió cuando yo tenía un año o menos, y al quedar mi madre viuda eso crea una relación muy fuerte, no sé si edípica o no, pero... gran parte de mi vida está en relación con mi madre, y al decir de mi vida puedo hablar de mi sentimentalidad, puedo hablar de los hechos... por ejemplo antes me preguntabais por qué me quedaba yo en León [paseando entre un café y otro, conversamos sobre el frío leonés]: no era por el frío, era por mi madre. Ella era asmática, y en Asturias le caía muy mal el clima y caímos en León huyendo de la enfermedad de mi madre, y efectivamente se arregló bastante en León. Te estoy hablando del año 34. Yo, a lo mejor, y no me arrepiento de haber funcionado así, pues hace unos 30 años y antes incluso, teóricamente tenía que haberme ido a Madrid porque tenía propuestas que parecían bastante interesantes. Una, yo fui empleado de banca muchos años y hubo un momento en que me quisieron dar un ascenso fuerte, porque les interesaba claro, y entonces me ofrecieron una Jefatura de Inspección en Madrid y yo me horroricé: si yo digo sí quedo dentro de esta jaula que me tortura que era la banca... Bueno, dije no y además me marché. Luego tuve otra propuesta que era la dirección de Taurus, que curiosamente, cuando yo dije que no luego se la dieron a Jesús Aguirre, no porque yo fuera más que Jesús Aguirre sino porque... Taurus iba mal económicamente y había sido, por decirlo así, cogido, por las deudas que tenían con ellos, por un banco que ya no existe que se llamaba el Banco Ibérico, que era de una familia muy fuerte, los Fierro. Estos Fierro son de León. Entonces ellos me conocían... coño, este chico algo sabe de esto de escribir y además está en la banca, pues para reflotar esto... Entonces por uno de los que más amistad tenía con ellos de los Fierro me presionaron para que fuera a Taurus, pero yo afortunadamente dije que no, que me acojonaba y me quedaba en León. Sí, sí. Yo le tomo a veces el pelo a mi mujer y le digo que si hubiera dicho que sí hubiera ido a los mismos cócteles que los Aguirre y demás y hubiera terminado de Duque de Alba. [Risas] Ya no sé a qué viene esto...

A. Gamoneda
(respondiendo en una entrevista cursada en el 2001 por Marcos Taracido y publicada en librodenotas.com)
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** Extra **

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" Umbral negado de lo visto:
trayecto de sol movedizo
siempre en mitad de la tarea."

Antonio MENDEZ RUBIO (poeta y ensayista)

GAMONEDA Y MENDEZ: LA LUZ Y EL LUGAR

EN MÁS DEUDA

Miro sin contestar lo que me has dado
y ahora es música ardiendo por el aire.
Corte limpio: demora. Nada menos
que esa ilusión: parece que el paisaje
lo cuidaran los muertos, nuestros muertos,
cuando sólo hay la luz para entenderlo.
Animales en celo. Esa danza,
que precede a la niebla, no tiene que
perdonarse. La luz ya se prepara
para el sueño diurno. Madrugada
de la consumación: la verás resonar
en más deuda que amor, en tierra clara.

(Inédito) de Antonio Méndez


Tú has visto el hueso del amor y yo he tirado al abismo el hueso de la misericordia. Veo luz en tu plato vacío y la visión me hace cerrar los ojos. Pero la luz ha entrado en mí y trabaja como un alcohol enloquecido. Es la vejez, la hebra de la desesperanza. Billie Holiday, envenenada por sus propias lágrimas, pone su rosa enferma en mis oídos y me pierdo en la ebriedad de la melancolía.

(epílogo al poema de Blanca Varela "Canto Villano") Antonio Gamoneda






El próximo viernes 11 de mayo, en la Universidad Politécnica de Valencia, la ciudad y sus lectores rinden un sentido abrazo, abren un feliz silencio para escuchar un recital de Antonio Gamoneda. Será introducido por el poeta Antonio Méndez. Se entreveran, se entrecruzaran, posiblemente de manera casi imperceptible se abrazarán la luz y el lugar.

A las siete de la tarde. Quiera la vida dejarnos en ese momento ciegos a su voz y sordos al resplandor de esta luz en la intemperie.

V. G.







Antonio Méndez Rubio (1967)
poeta y ensayista, profesor de Comunicación Audiovisual



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ARENA LIBRE DE LO VISTO

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paciencia de la lejanía
perdida en el obrar común.
Ave salvada de lo visto:
duracíón para encontrar
el calor sellado de los vientres.
Umbral negado de lo visto:
trayecto de sol movedizo
siempre en mitad de la tarea.


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HACIA QUE LUZ LOS PÁJAROS

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contra qué cielo oscuro, que no es mío,
su vuelo es su pobreza, si,
suspendidos en el aire de julio

cuando giran de pronto hacia qué luz
como advirtiendo que buscan un sitio,
un nuevo turno donde
saben que no podrán hallarlo.



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Antonio Gamoneda (1931)



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Amor


Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.



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Aún



Amé todas las pérdidas.

Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.



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HAY UNA


astilla de luz en la apariencia de la etrenidad, hemos lamido, casi amándolas, membranas invisibles, no hay más que invierno en las ramas inmóviles y todos los signos están vacíos.


Estamos solos entre dos negaciones como huesos abandonados a los perros que nunca llegarán.


Va a entrar el día en la habitación calcinada. Ha sido inútil la sutura negra.


Queda un placer: ardemos

en palabras incomprensibles.