domingo, 30 de enero de 2011

Lectura crítica a Vísteme de largo (Calambur, 2010) aproximación a la poética de Cecilia Quílez (1/3)

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Trailer poemario Vísteme de largo, de Cecilia Quílez

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Cuéntame, prende la hoguera

que mece el sueño de una niña extraviada

Cecilia Quílez

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1/3 Des-vísteme de cerca o la poesía de la emergencia del cuerpo.

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Es por el habla que somos capaces de comunicarnos, de darnos, porque el conjunto de nuestro decir es el cuerpo, que vestido o desnudo, nació para el amor aunque tenga que errar entre el horror, el azar y el error de las violencias del devenir. Es la poesía un estado de excepción en la república del lenguaje. Contar, es, por un lado, una acción de enumerar, también un relatar lo existente, lo acaecido, hasta lo imposible. Ese imposible perseguido, prende en la hoguera de la íntima comunicación, del secreto. Todo poema conlleva un secreto, pues está más allá de la mera enunciación o proposición, dice lo que sólo sabe el poema, y lo dice con una lengua distinta a la concordada en las conversaciones coloquiales. La poesía, ¿no se mantiene en el umbral del abismo del ser, en el no lugar fronterizo, en el extravío que nos deja con un vértigo irracional e incontestable, por la falta, por el robo o desaparición de lo que es constituyente argumento de felicidad o equilibrio, de realización, de logro vital?

Una niña extraviada en ese lugar que es el “entre” siente que solo la purificación por el fuego de la palabra puede vehiculizar un paso estrecho pero suficiente de sí misma al otro (lugar, ser, tiempo). La poesía para Cecilia Quílez no es afirmación o poder (poder decir, poder ordenar) sino búsqueda de equilibrio y ejercicio de respiración para recuperar el pulso alterado por las dificultades del propio vivir. Una profanación de la lírica diamantina, que circula por la circunferencia, no por la vertical, de un canto que es a su vez interrogación y exposición. Se pregunta por las heridas, se muestran las huellas del cuerpo lacerado. Esa desnudez es insolente, pertinaz, y de una profunda coherencia. Pues si es el hecho de desnudarse la opción más admirable que se reserva para el amado, trasladada al ejercicio poético además se convierte en una opción política, en una proposición de actuación cívica contraria a los tiempos de enmascaramiento o pudorosa vestimenta que oculta las fragilidades o peor aún, una impostura o falseada identidad que antepone el vestido al cuerpo, lo artificial a lo natural. ¿Y qué nos expone este poemario, por dónde esa poética que asume una visión del mundo desde la mirada de una niña extraviada nos conduce? ¿Por dónde buscar?

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Por una parte del cuerpo que no engaña, las manos, por sus palmas abiertas, por las líneas de las manos que son las líneas que dibujan los días y sus pasiones, las noches y sus entregas. Líneas que se fijan en las manos, que son una biografía en un lenguaje otro al del disfraz, líneas del origen del poema, su principio musical retenido en “la nota inmóvil de un violonchelo”. Sensibilidad e ininteligibilidad. Un secreto. Sólo el que ama desde una desnudez, sólo quien se extravía desde el amor, comprende sin palabras, sabe interpretar las líneas de la mano, la cartografía de ese sueño ondulado de las llamas en las que se mece el alma de la mujer.

Contra la seguridad del tahúr que controla los naipes, cartas desde las que se pretende controlar el destino, la suerte, lo futurible o lo olvidado en el pasadizo del tiempo, está la pureza insolente y provocativa de una niña sin otro don que sus palmas de las manos. Manos abiertas, empobrecidas por la frialdad del extravío.

Esta posibilidad de lectura del poema “No hay certeza, todo es puro insomnio” intuye y propone que el estado alterado en el que la poesía emerge y emerge como cuerpo a la intemperie, sólo se completa en la cita, en el encuentro del otro, sea el lector o el amante de la palabra dada, siendo improbable que se produzca ese encuentre pese a que se acuda a la cita, ya que hace falta por ambas partes una entrega radical, una desnudez y coraje rotundos y una honestidad en el darse, que es el decir en su acepción más profunda y que se resalta en el penúltimo poema como un incendio que quizá avive los cuerpos desde una música apasionada que de curso a las notas del violonchelo que nos redime de la extinción:

“Cuéntame, prende la hoguera”

Ni que decir tiene, que en clave socio-política, esta poesía busca una complicidad exigente y nada complaciente con un lector cautivo en las obviedades de las estéticas del ensimismamiento y ficción y le predispone a no marcar los naipes ni abandonar a los otros por nuestras inseguridades o conveniencias, antes bien, los convoca hernandianamente “bajo el olivo donde yace el corazón de un poeta”.

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Víktor Gómez,

Valencia, 14 de enero de 2011

sábado, 15 de enero de 2011

IDOIA ARBILLAGA: INSURRECCIÓN DE LA BELLEZA (Pecios sin nombre, Ed. Amargord, 2011, en prensa)

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Idoia Arbillaga, poeta libertaria y amante conocedora (en sentido bíblico) de la 'traditio', antes y después que nada, nada y bucea desde muy joven, está acostumbrada a sumergirse, a batirse con la oscuridad y a atravesar lo inmenso, contra marea y contracorriente. Así en su vida y obra, lo paradójico no es sino la cotidianeidad de su singular y poco etiquetable devenir. Desde que la conocí en Priego, hace unos pocos años al día de hoy, me sorprende esa fuerza interior que armoniza contrarios, ese fluir entre tensiones y esa inteligencia desbordada que no se encasilla ni se para, que está en continuo movimiento, incluso cuando parece quieta y despreocupada. Bucea. Y no admite jaula o encasillamiento. Su complejidad viene de amar la tradición y la contra-dicción que la supera, la revisión y vétigo del que se asoma al abisal escalón submarino y no retrocede. Palabra por palabra, juega, reordena y expone lo bello, lo fulgente, lo herido, lo insoportable, la si y la no, de cada nomadeo, ya sea amoroso, estético, político o cultural. China o Italia, lo porvenir o lo rúnico, la pasión irracional o la estética del equilibrio. Todo es mezcla, fluir, barro y luz en el océano creativo y vital de la poeta.
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Ahora en Ediciones Amargord podremos leer este año 2011 su controvertido y hermoso poemario PECIOS SIN NOMBRE (en prensa). Arriesgada y saludable opción la de la editorial. Dije hermoso, porque el poemario hermana dos poéticas reñidas entre sí en los litigios de legitimación de una poética canónica dominante frente a los canones periféricos, marginales o submarinos. Me refiero a la poesía reglada por una métrica clásica y la poesía que va del verso libre hacia el versículo y acabaría en una prosa inclasificable. Del endecasílabo al fraseo. Del soneto al hipertexto. Y si, Idoia contra la opinión de muchos y las guerras de tantos, no renuncia ni al canon ni a la vanguardia, sino que se distancia. Se sumerge, los cruza por su vientre oscuro e intransitado y renueva su posibilidad, su devenir. Es cuanticamente, la poesía, ese mirar el mundo desde un ángulo en movimiento y crear la realidad, la textualidad, controvertidamente pluriforme, cuturalmente contracorriente. Una insurrección de la que dejaré pecios y herraduras para que los que quieran se demoren y valoren.
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Idoia Arbillaga:

Doctora en Filosofía y Letras, ensayista, poeta, articulista del diario “La Razón” desde 2007, y Profesora de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria, en Murcia.

Ha publicado: - (En colaboración), Comparatismo y Ciencia: el abate Juan Andrés, Madrid, Asociación Española de Eslavistas, 1996;; - Estética y Teoría del libro de Viaje, Málaga, Analecta Malacitana, 2005;; - La Literatura china traducida en España, Alicante, Universidad de Alicante, 2003;; - Ediciones publicadas (en colaboración): Juan Andrés, Cartas Familiares: Viaje a Italia, Madrid, Verbum, 2004.

-Reseñas y Artículos en Prensa especializada de Filología.
-Ha participado con sus trabajos críticos en distintos congresos de distintas universidades españolas: acerca de Antonio Gamoneda, Diego Jesús Jiménez, etc. En breve, presentará una ponencia en la Real Academia de España en Roma.
Su poemario Pecios sin nombre, resultó finalista del Premio Adonáis de Poesía 2008.

-Buceadora formada (Nivel Advanced) desde 2005 (110 inmersiones -hasta verano 2010-, en el Mediterráneo, Mar Rojo, Mar Adriático, etc.).

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DE:

PECIOS SIN NOMBRE, Amargord, 2011 (en prensa).

Poemario finalista del Premio Adonáis 2008.

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PENTAGRAMA EN CLAVE DE LUNA

Do---Re---Mi---Fa---Sol---La---Si---Do

Los dos mirábamos el gato muerto, pero

tú escondías tres notas musicales apretadas en la mano,

en clave de luna.

Do---Re---Mi---Fa---Sol---La---Si---Do

Las raíces de mi piel estaban secas

pero tu mujer de madera reverdecía pentagramas húmedos,

una red de cuerdas como labios paralelos

te sacaban de mi cuarto,

(Do---Re---Mi---Fa---Sol---La---Si---Do)

de la herida del tiempo por donde sangramos juntos

menta sobre el mar.

En el centro de tu lengua una bola de acero.

Hube de hacerme desván y cambiar mis tejas por escamas.

Do---Re---Mi---Fa---Sol---La---Si---Do

Morir un poco soñando nenúfares y algas

de crecimiento incrustante.

Morir un poco.

En cada inmersión atravieso el pericardio del mar,

buza de su corazón, gastado,

sin neopreno.

Do---Re---Mi---Fa---Sol---La---Si---Do

Sin el hombre verde con música dentro,

morir otro poco,

vertiéndome hasta la arena

del fondo de las aguas

del Mar Mediterráneo.

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La Hija de Midas

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Tú eres savia y luz, yo soy lamento,

cristal que se hace fe si tu lo tocas.

Tú elevas esta brizna si se apoca;

el viento es tu familia y tu tormento.

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Me elevas desde el fango a mi contento

esparces miel sagrada con tu boca.

La vida me entristece, seca y roca;

yo soy pobre lechuza y tú portento.

No niegues tu cobijo, eres mi dueña,

no niegues tu sonrisa a mi pobreza

ni escondas ser la brasa de mi leña.

Reflejo de mil soles tu belleza,

yo soy rastrojo rudo, nula breña,

y tú fundes mi piel y mi corteza.

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DE AUSENCIAS (INÉDITO):

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Todo se cura con agua salada:

con sudor, con lágrimas o con el mar

Arthur Clarke

INMERSIÓN ATLÁNTICA

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No hay un lugar más seguro

que el fondo del mar.

Virilidad exquisita.

Inmersión.

Criatura de vértigo,

y su azul afilado con guiños de la muerte.

Silencio de metal mientras me posees.

Sensual silencio.

Otro pez acaricia mi corazón gastado,

me revela verdades que me quedan muy anchas.

El silencio del mar, en su fondo, apabulla,

te susurra los vértigos que en tu escafandra moran.

-10... -20... -30... -35... -40...

Caes.

Caes.

Caes.

60 pies de océano sobre mis caderas.

El fondo te aguarda

con su danza que agita las mareas del alma.

Ya estoy abajo, entras en mí.

Soy yo misma y no soy

al fondo del azul.

Un descenso lánguido

en las plumas del silencio.

Animal viscoso entregado a la lujuria,

azotar de olas y acantilados ebrios.


Idoia Arbillaga