
Anibal Núñez comienza así su poemario Cuarzo:
ARTE POETICA
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Comenzar: las palabras deslícense. No hay nada
que decir. El sol dora utensilios y fauces.
No es culpable el escriba ni le exalta
gesta o devastación, ni la fortuna
derramó sobre él miel o ceguera.
Escribe al otro lado del exiguo gorjeo,
a mano. Busca en torno (frutas, lápices) tema
para seguir. ---- Y sigue -- -sabe bien que no puede-
haciendo simulacro de afición y coherencia:
la escritura parece (paralela, enlazada)
algo. Un final perdido lo reclama
a medias. Fulge el broche de oro en su cerebro,
desplaza al sol extinto,
toma forma -el escriba cierra los ojos- de
(un moscardón contra el cristal) esquila.
Un rebaño invisible y su tañido escoje
entre símbolos varios el silencio; e invoca:
"Mi palabra no manche intervalos de ramas
y de plumas; no suene." Terminar el poema.
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Anibal Núñez
Cuarzo
Ed. Entregas de la aventura, 1981