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Articular en pinceladas la condición humana, su animalidad sensitiva, su cultural transformación, llegar al meollo de lo carnal, como territorio en el que se define lo ético, lo sustancial, verter desde una mirada honda y reflexiva lo importancia de lo cotidiano en la presencia y resolución del ser persona, dejar que los poemas, verdades en sí mismos, nos interroguen sobre el cómo actuamos, sentimos, pensamos, descubrir en el lector el más firme y necesario agente del libro LO SOLO DEL ANIMAL así como tener la conciencia de ese diálogo que inicia el último poemario de Olvido García Valdés sólo tiene ahora una primerísima observación de gratititud. Y a partir de ahí, leer y conversar.   
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Víktor Gómez
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se orienta el animal por el peligro, al
mundo se le arroja y todo oye, viva en
carne la atención
se llama
verderón al que es verde amarillento
como la joven higuera soleada
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… porque fíjate: son ingrávidos
Y nosotros ahora empezamos.   
                               Virgilio Piñera
protégenos cicuta 
farolillos aéreos encandilen 
el trago no tragable 
amarillos y leves adormezcan 
la vida siquiera 
extemporánea volver
*
la sombra de un animal en la fachada
de la casa de enfrente, el sol a sus 
espaldas, erizado sería si no fuera 
sucio e hirsuto, animal de terraza 
y tejado, animal de exterior, y frío 
el maullido al encenderse
arriba clara la
luz de la cocina 
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por el corredor va el mirlo entre dos alas 
a recogerse, ni nido ni canto en el 
ciprés, aún noches largas
y amanecer adormecido
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allá, casi enfrente, dos hombres. En la mesa
contigua a la suya, dos mujeres de leves 
rasgos orientales se disponen a irse, parecen 
madre e hija. Los dos dirigen 
al unísono la vista a sus traseros, casi 
al alcance de la mano. Su mirada, los 
gestos, las risotadas apenas contenidas 
traducen inaudibles la lubricidad de las
palabras. Ajenas ellas, continúan 
una conversación que al pasar a mi lado 
escucho en lengua inglesa. Los ojos 
de los hombres han seguido el trayecto fijos 
en el mismo punto. No es seguro que a esto 
Freud lo llamara fase anal y me pregunto 
cómo afecta a las mujeres la escena, si sabemos 
al verla el lugar que ocupamos; nadie 
al parecer alrededor observa nada. ¿Cómo 
pueden, pregunto tras hacer el relato, cómo pueden 
hablar así entre si? –Tal vez por la costumbre 
porque así lo han expresado y compartido 
desde chicos–. Ellos también, al volver sus 
mujeres y una niña del baño, se levantan y salen.
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LO SOLO DEL ANIMAL (Tusquets, 2012) 
De OLVIDO GARCÍA VALDÉS
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