lunes, 7 de mayo de 2007

John Berger: El hombre que se atrevió a pintar versos humanos

"La vida de John Berger ha estado marcada por el nomadismo geográfico y cultural, por la necesidad de ver, por la utilización de la vista y su amplio sentido moral y estético bajo el influjo de una poética clarificadora.

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Su biografía es una reunión de datos fascinantes, un manojo de encuentros, exilios y un grado de independencia insospechado para un escritor. Berger nació en Londres en 1926. Abandonó por obligación la escuela en 1942 e ingresó en la escuela central de bellas artes con el objetivo de convertirse en pintor bajo los bombardeos. Fue llamado a filas y su estancia en el ejercito se prolongó debido al servicio militar. Concluida la guerra se incorporó como profesor de dibujo en Chelsea, se sentía pintor y se ganaba la vida haciendo portadas de libros y otros encargos. Aceptó una columna semanal de crítica de arte en el New Statesman y el Tribune, editado por George Orwell La guerra fría se hizo témpano y se sintió estúpido dejándose resbalar por la helada superficie de las cosas. Hacía falta reaccionar en lugar de pintar cuadros. Estaba convencido de que había sido el pueblo ruso el que había salvado del fascismo al continente.

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Desde el año 49 hasta el 58, Berger asume una intensa actividad política y sus artículos abordaron denuncias y todo aquello que era digno de ser defendido. Comenzó a ser considerado un crítico y periodista marxista a pesar de que nunca fue miembro del partido. En 1955, publica su primera novela, “Un pintor de nuestro tiempo” en la que relata la historia de un exiliado húngaro en forma de diario íntimo. El libro señala la amargura del exilio, el drama y se extiende sobre el fascismo y sobre los sucesos de Hungría. A Stephen Spender no le gustó nada el libro: “apesta, escribió en el Sunday Times, huele a campo de concentración y no puede estar escrito más que por una persona: Goebbles”. El libro se retiró de las librerías. Se abrió un dossier con la etiqueta Berger y apareció en varias listas negras. Decide marcharse de Inglaterra. Berger quería ser un escritor europeo, dejó de escribir crítica de arte y se vino al continente. Plantearse la crítica sistemáticamente es la muerte de la imaginación."

David Franco Monthiel









DOCE TESIS SOBRE LA ECONOMIA DE LOS MUERTOS

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1. Los muertos rodean a los vivos. Los vivos son el centro de los muertos. En este centro encuentran las dimensiones de espacio y tiempo. Lo que lo rodea es intemporal.

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2. Entre el centro y lo que lo circunda se producen intercambios que, por lo general, no son del todo claros. Todas las religiones han tratado de aclararlos. La credibilidad de una religión depende de la claridad y de la frecuencia de estos intercambios. Los engaños o los misterios de las religiones son el resultado de intentar producir sistemáticamente intercambios

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3. La escasez de intercambios claros se debe a que no abunda lo que pueda cruzar intacto la frontera entre la intemporalidad y el tiempo



4. Ver a los muertos en términos de personas concretas que existieron tiende a oscurecer su naturaleza. Intentemos considerar a los vivos como podríamos suponer que lo hacen los muertos: colectivamente. La colectividad no sólo se reuniría en el espacio, sino también en el tiempo. Incluiría a todos los que han vivido. Y así estaríamos también pensando en los muertos. Los vivos pensamos en los muertos como en aquéllos que han vivido; pero los muertos incluyen a los vivos en su propia colectividad.
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5. Los muertos habitan un momento intemporal de construcción incesantemente recomenzada. La construcción es el estado del universo en un instante concreto.
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6. Conforme a su recuerdo de la vida, los muertos saben que el momento de construcción es asimismo el momento del derrumbamiento. Porque han vivido, nunca pueden quedarse inertes.
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7. ¿Cómo pueden tener memoria alguna de los muertos si viven en un momento intemporal?. Sólo recuerdan haber sido expulsados al tiempo, como lo hace todo lo que ha existido o existe.


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8. La diferencia entre los muertos y los no nacidos es que los muertos tienen ese recuerdo. Conforme aumenta el número de muertos, aumenta el recuerdo.
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9. Podemos concebir esa memoria de los muertos existente en la intemporalidad como una forma de imaginación relativa a lo posible. Esta imaginación está muy relacionada con Dios (reside en Él), pero no sé como exactamente.
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10. En el mundo de los vivos existe un fenomeno equivalente y al mismo tiempo opuesto. a veces, los vivos experimentan la intemporalidad, tal como nos es revelada en el sueño, en el éxtasis, los instantes de peligro extremo, el orgasmo y, tal vez, en el trance de la muerte. Durante esos instantes, la imaginación de los vivos abarca la experiencia toda y sobrepasa los límites de la vida o la muerte de cada cual en particular. Roza la imaginación expectante de los muertos





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11. ¿Cuál es la relación de los muertos con lo que todavía no ha sucedido, con el futuro?. Todo el futuro es la construcción en la que trabaja su "imaginación".
12. ¿Cómo viven los vivos con los muertos? Mientras el capitalismo no deshumanizó la sociedad, todos los vivos esperaban alcanzar la experiencia de los muertos. Era su futuro último. Por si mismos, eran incompletos. Así, vivos y muertos eran interdependientes. Siempre. Sólo una forma tan peculiar de egoísmo como la de hoy en día podía romper esa interdependencia. y los resultados han sido desastrosos para los vivos, que ahora creen que los muertos han desaparecido.
John Berger (pintor, poeta, novelista, nómada, librepensador)

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