sábado, 5 de mayo de 2007

JOSE LUIS SAMPEDRO EN VALENCIA

“Cuando alguien nos repita que ‘el mercado es libertad’ invitémosle a practicar un sencillo ejercicio mental, consistente en imaginar que entra en un mercado a comprar pero no lleva dinero: constatará en el acto que no puede comprar nada, que sin dinero no hay libertad, que la libertad de elegir la da el dinero”.

“Ni en el sistema de mercado ni el planificado hay existencias suficientes para abastecer de todo a todos. La diferencia esencial está en el modo de reparto (…) En un sistema de mercado la riqueza se reparte con mucha mayor desigualdad, y origina colas invisibles, porque sólo una minoría puede obtener los artículos deseados”.




Miguel, de la libreria Primado, Jose L. Sampedro, con una admiradora y tras ellos, de verde, David Gómez (6 años)



Jose Luis Sampedro y Olga
La asociación de Libreros de Valencia a homenajeado a uno de los escritores más lucidos, comprometidos, humildes y sabios de nuestro panorama actual. Magistral, con pocas palabras, Sampedro definió el constructo de la cultura soportado, cimentado con el ladrillo de la palabra, y nos invitó a actuar en un mundo que se está desbordando, cambiando de ciclo, en ese periodo de barbarie que precede a todo desmoronamiento de una Era. Con buen humor, sin concisiones a la sociedad de mercado, pro libertad (del pobre, del excluido) y justicia (de los pueblos) este nonagenario genial e incisivo, con más amor que interés, apostó por un futuro que construyamos con palabras y hechos que humanicen, por encima de totalitarismos y salvajes reglas económicas, por encima de abusos del Poder. Para el autor de "Escribir es vivir" HAY QUE DEFENDER una cultura de la palabra dicha con la generosidad del pobre, del que no quiere explotar ni exprimir sino solamente vivir en paz.


“La ausencia de control [sobre las operaciones privadas] transfiere un gran conjunto de decisiones económicas importantes desde el ámbito gubernamental con control democrático hacia el campo del poder privado liberado del control ciudadano”.
“Globalización es el nombre dado a la más moderna, avanzada y amplia forma del mercado mundial”.

“El objetivo de los operadores no es tanto incrementar la producción de bienes para elevar el nivel de vida colectivo, como multiplicar sus beneficios aprovechando diferencias en los tipos de cambio”.
Las miserias del mercado se ven amplificadas en la globalización, origen de la explotación de los muchos por cuatro empresarios sin escrúpulos.

Pero no debemos confundirnos. Las conclusiones del libro no son nada inocentes. La fatal arrogancia de Sampedro alcanza los límites del autoritarismo intelectual, paso previo a la justificación de los medios en función de los fines. No existen medios desproporcionados, ante la magnanimidad de los objetivos. La represión es legítima, en tanto en cuanto se haga por metas superiores. Metas que sólo los iluminados como Sampedro alcanzan a vislumbrar. “Es ese otro mundo posible: un espacio que abarque todo para todos, más natural y más racional que el de la reducción economicista. Un mundo racionalmente alcanzable salvo a los ojos de los explotadores aferrados a sus privilegios, e imposible de ver para los cegados por el fundamentalismo del pensamiento único neoliberal”. Quien no comulgue conmigo es sospechoso.

Me resulta complicado encontrar un pensamiento neoliberal uniformizado y universalmente aceptado. Pero, sin duda, sí soy capaz de observar, con total facilidad, que la pretensión de Sampedro es imponer su unívoco discurso.

De hecho, sólo las personas de mala fe pueden negar, según él, la validez de sus teorías. Su libro fue escrito “para desengañar de la ‘libertad’ del mercado a las personas de buena fe”. Quienes hayan leído esta verdad revelada y sigan confiando en la libertad del mercado deberán replantearse su buena fe. Quizá sean unos explotadores “aferrados a sus privilegios” o estén “cegados por el fundamentalismo del pensamiento único”.

El nuevo orden mundial que plantea Sampedro es el orden mundial del gobierno único, de la coacción única, del pensamiento único. No cabe la divergencia y, al mismo tiempo, la buena fe. Ein Volk, ein Reich, ein Führer. Un mismo mundo sumido bajo un mismo Estado, guiado por las teorías dogmáticas de un mismo intelectual. “Un mundo racionalmente alcanzable”; alcanzable salvo para los que nos seguimos aferrando a nuestros privilegios, a los privilegios de nuestra libertad.
Porque –no lo olvidemos– para Sampedro y una gran parte del movimiento antiglobalización la libertad es eso: un privilegio.
José Luis Sampedro, El mercado y la globalización, Barcelona, Destino, 2002.
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