viernes, 2 de enero de 2009

ANTONIO MENDEZ RUBIO: "Ahora lo sé. Lo desconozco ahora"

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Vemos el pasado, el futuro,
y anhelamos lo que no existe:
nuestra alegría más sincera
se mezcla con algún dolor.
Percy Bysshe Shelley
André Kertész: Martinique, 1 enero 1972


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Asedio


Imaginar una parte del cielo

que se nubla. Así,

tender la mano

a lo que está cambiando

sin descubrirse. Pues

saber que no sucederá

no interrumpe el deseo,

lo espolea.
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Antonio Méndez Rubio
Historia del daño:
Un lugar que no existe (1995-1997)
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2 comentarios:

jo artin au dijo...

Pudiera, esta poesía, adaptar-se, momentáneamente en su vuelo, a un debate interno mio. ¿Sucederá que alguna vez en la tierra acontezca la paz perpetua, la ausencia total de guerras, de todo tipo de guerras? Parece que la naturaleza humana conteste negativamente, y con firmeza, a esta cuestión. Parece y así lo demuestra los hechos en tantos puntos de la esfera terráquea. Y en el interior de esta esfera, en nuestros corazones, en los corazones de muchos, la paz tampoco es mayor. Sin embargo, mientras persista la guerra, de todo tipo, en paralelo también insiste el deseo de paz. Quizás la paz sea una de estas cosas a la que se cambia sin descubrirse más que para aquellos que de veras la deseen. Lo cierto por ahora es que nadie conoce el desenlace final, si lo hubiera. Y no es la guerra la que espolea el deseo de paz sino la paz, aunque sea en resquicios, la que espolea el deseo de paz.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

"Y no es la guerra la que espolea el deseo de paz sino la paz, aunque sea en resquicios, la que espolea el deseo de paz."


Joan:

Un buen lector hace poema,
hace constructo y posibilidad,
muestra otra vereda y deja
un ardor que mantiene en la noche
la suficiente lumbre para
mantenerse en vigilia y el
calor necesario para no entumecerse.

Así llego a tu comentario,
que lo leí y releí. Grande.

La paz o el equilibrio. ¿Qué será antes, qué será primero?.

Cada ser somos un campo de batalla
biológico, psíquico. Luchan fuerzas contrarias y mantener el equilibrio es ese imposible necesario al que aspira todo aquel que vive y es consciente de tal.
Hay valores que ayudan a ir reequilibrandose:

En lo biológico:

Una dieta y descanso adecuados al cuerpo en cuestión.
Un poco de ejercicio físico y mental a diario.
Afectividad sexual correspondida.

Y en lo psíquico:

Sumado lo anterior, tener claro el sentido vital y prioritario de la compasión, de la equidad, del coraje, de la amistad, de la humildad. Trabajar sobre la voluntad y el deseo con discernimiento. Ser autocrítico. No dar, darse. No quitarse, quitar.
Escuchar con atención. Saber escojer modelos a imitar en lo bueno. Saber compartir. La risa. Pensar colectivamente.

Quizá se me olvide alguno, porque esto es a bote pronto un poco de co-razonar sobre lo que tú apuntabas y que comparto. En primera instancia a quien cambia el deseo de paz y bien es al sujeto deseante. Lo demás es más difícil. Se trata de contagiar ese deseo. Contagiar, convencer, ayudar a que abran los ojos. Luego cada uno, por si mismo ha de hacer el recorrido.

Todo esto no quita la necesidad paralela de crear o convivir en grupos o colectivos que tengan intereses acordes a una eticidad de mínimos. Porque la eticidad de máximos solo uno se la puede exigir. Las experiencias colectivas han acabado en fundamentalimos. Vamos, es mi opinión.

Un abrazo grande,

Víktor