viernes, 11 de septiembre de 2009

PAUL CELAN: la palabra que restaura la palabra perdida

 

 

… Para todo lo que en su obra no se abría -o aún no se abría- a mi comprensión, he respondido con el respeto y la espera: nunca se puede pretender captar por completo-: sería falta de respeto ante lo Desconocido que habita -o habitará- al poeta; sería olvidar que la poesía se respira, olvidar que la poesía nos aspira. (Pero este soplo, este ritmo -¿de dónde nos viene?) (p. 950)

Carta de Rene Char en la que se trasluce el leal y sincero apoyo que junto a Michaux recibió Paul Celan.

 

 

 

Un poema de Amapola y memoria (ed. bilingüe, trad. al castellano de José Luis Reina Palazón)

 

 

 

 

LOS AÑOS DE TI A MÍ

 

De nuevo se ondula tu cabello cuando lloro. Con el azul de tus ojos

cubres la mesa de nuestro amor, un lecho entre el verano y el otoño,

Bebemos lo criado por alguien que no era yo, ni tú, ni un tercero:

saboreamos algo vacío y último.

 

Nos vemos en los espejos del mar profundo y nos pasamos más deprisa las viandas:

la noche es la noche, comienza con la mañana,

me tiende junto a ti.

Paul Celan

 

 

 

 

DIE JAHRE VON DIR ZU MIR

 

Wieder wellt sich dein Haar, wenn ich wein. Mit dem Blau deiner Augen

deckst du den Tisch unsrer Liebe, ein Bett zwischen Sommer und Herbst.

Wir trinken was einer gebraut, der nitch ich war noch ein dritter:

wir schlürfen ein Leeres und Letztes.

Wir sehen uns zu in den Spiegeln der Tiefsee und reichen uns rascher die Speisen:

die Natch ist die Natch, sie beginnt mit dem Morgen,

sie legt mich zu dir.

Paul Celan



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2 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Hermoso, querido Víktor, que traigas este poema tan íntimo y tan lleno de noche amorosa, aun con el llanto en la boca, con ese azul entrevisto en sueños de Celan, siempre tan próximo a lo indecible...
Un abrazo fuerte,
Arturo

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Gracias a tí, Arturo, desde cuya mirada abrense puertas, talladas por la atención, la esperanza del mirar como si no hubiese en ese momento nada en el mundo salvo lo recien dicho y una inquieta y sospechosa morosidad en el silencio que airea la duda, delata la falta, irrumpe tras lo inevitable que por la memoria del poema se matarializa.

Tu Víktor