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Mis lágrimas,
hasta mis lágrimas endurecieron.
Yo que creía en todo,
en todos.
Yo que sólo pedía un poco de ternura,
lo que no cuesta nada,
a no ser el corazón.
Ahora es tarde ya.
Ahora la ternura no basta.
He probado el sabor de la pólvora.
1 comentario:
Este poema nos conmueve por ser la confesión de un ser humano herido,alguien que necesita ternura pero que no le basta por que ha conocido lo terrible,alguna experiencia al límite.
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