domingo, 6 de febrero de 2011

CHOI SEUNG-HO: AUTOBIOGRAFIA DE HIELO

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Un leproso maquillado levanta la cabeza y

sonríe en una noche de capitalismo
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Choi Seung-ho
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Magnífica la labor de esta editorial argentina, Bajo la luna ediciones, al posibilitarnos la lectura de una poesía venida de Oriente, cuya resistencia dignifica al lector y al tiempo de escritura, en unos tiempos peligrosamente rendidos a la banalidad y ficción como escape de la realidad y sus conflictos. Descubro en Choi Seung-ho la inteligencia creativa que se expande por el papel con la suficiencia ética y la belleza de lo frágil, de lo feo, de lo arrinconado. Su poética mira la cicatriz, el árbol quemado, la ausencia de vida en la ciudad embrutecida. Mira y escucha. No escusa, ni olvida. Canta.

Ahora me viene a la cabeza otro poeta coreano, Ko Un, también sensible, audaz, resistente a la corrosiva fuerza del capitalismo y a su vez atento a lo que la naturaleza y la conciencia son capaces de dialogar: una música de verdad, que escapa a otra aproximación que la propia inmersión en los poemas.

¿No será tiempo de salir al encuentro de la poesía en la voz del extranjero? ¿podemos dudar que la poesía pasa por otras latitudes, por otras lenguas? En España estamos demasiado acostumbrados a la culturilla de barrio, de clan, de corte. Hablamos mucho, escuchamos poco. Esta es una invitación a respirar en bosque coreano, un aire fresco, una melodía sin director de orquesta ni alfombras y lámparas de araña...
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Viktor Gómez

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Choi Seung-ho nació en 1954, en Chuncheon, una ciudad conocida en Corea por estar ubicada a la vera de uno de los ríos más hermosos del país. luego de terminar sus estudios en 1977, su poemario Alerta de tormenta de nieve (1983), le valió la etiqueta de "autor de vanguardia" y lo catapultó al centro del mundo de la poesía coreana durante la década de los 80. Su enfoque de la civilización, sin embargo, se perfila más claramente en su 2º libro de poesía, La aldea de los puercoespines (1985). Además de estos 2 libros, los libros de poesía más conocidos de Choi, Entretenimientos de la ciudad mundana (1990), (1991), Confesiones por escritoLa noche gangrenosa (1993), (1995), Consideraciones alrededor de la onagraZona de seguridad para luciernagas (1995) y Muñeco de nieve (1996), aparecen hoy seleccionados en castellano, bajo el título Autobiografía del hielo, como una antología general concebida por el mismo poeta.
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Como sabe el lector, en cualquier traducción hay una pérdida y cada idioma tiene características que le imprimen al trabajo de traducir un riesgo y un estilo. Siempre es ardua la tarea de traducir una obra literaria a otra lengua, y más cuando las dos lenguas en cuestión pertenecen a diferentes familias lingüísticas. La mayor dificultad de la traducción del coreano al castellano se concentra, sobre todo, en la sintaxis y en el orden semántico. En el caso de la traducción de poesía, esta dificultad se acrecienta. Sin embargo, el lenguaje poético de Choi Seung-ho es tan conciso y sistemático, con una perfecta estructura de tema y rema que puede llevarse a cabo la traducción manteniendo casi intactos el mismo tono y ritmo.
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Choi Seung-ho distingue tres etapas en sus 20 años de trabajo poético: un periodo inicial, en el que reaccionaba con sensibilidad ante la realidad; un 2º momento, en el cual su interés se concentrói en la vida interior del ser humano, y finalmente la época en que definió su afición por lo grotesco.
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Desde el principio sus libros denunciaron los estragos de la civilización moderna y son clasificados hoy en día por la crítica coreana como poesía ecologista. En la poesía de Choi, la crisis del mundo civilizado se manifiesta tanto a través de la devastación de la naturaleza como del derrumbe del sujeto frente al exterior.
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El sorprendente crecimiento económico de los años 70 en Corea tuvo como consecuencia la destrucción de la naturaleza y un marcado empobrecimiento espiritual. Los poemas de Choi enfrentan de manera desesperada esa realidad. Pero en lugar de hacer una crítica directa, Choi recrea la realidad tomando distintos elementos del mundo objetivo. Se centra, más bien, en los problemas de la codicia y la alienación en un entorno materialista. Complementa frecuentemente el enfoque pesimista con escenarios apocalípticos:
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Noche de licor en ojos borrachos, las mujeres parecen atractivas llegan los músicos machacones obreros nocturnos, cantantes-murciélagos abren las alas al atardecer llega la banda karaoke ¿Dónde colgará el sueño de colores de arcoiris el joven cadáver? Ojos burlones la noche flota como pompas de jabón.
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En sus poemas más recientes, Choi termina recorriendo el camino de la "contemplación Zen-budista", ligada al pensamiento de Lao-Tse. El universo ya no es más que una ilusión. El poeta expresa la cognición religiosa, según la cual lo sagrado y lo terrenal son lo mismo, y, por tanto, una sola cosa. El crítico de la civilización, que antes condenaba a la ciudad y la mundanidad, se convierte en un santo que reúne en sí mismo lo impuro y lo puro. Reconoce lo sagrado tanto en el mendigo como en el cepillo del inodoro. En el diseño de una concha encuentra lo eterno del universo. Advierte que la salvación no reside en el nirvana religioso, sino que se asienta en lo sagrado de la fealdad y en la eternidad del universo, que subyace oculta en todas las cosas.
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KIM UN-KYUNG Y OLIVERIO COELHO, Prólogo al libro de Choi Seung-ho: Autobiografía de hielo, de la excelente editorial argentina Bajo la luna
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AUTOBIOGRAFIA DEL HIELO

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Yendo a un colegio de hielo me hice de hielo. El mundo era una máquina de enfriamiento. Mi padre, el profesor, el dictador, hasta el mismo Dios se esforzaban en la producción de hielo. Después de la veintena endurecido por la congelación, se me congelaron incluso las bolsas de lágrimas. Era yo un castillo de hielo. Con soledad cercada por un blanco muro de hielo, insistí en mi ego de hielo. Nadie podía introducirse en mi interior. Incluso las llamas del amor, al tocarme se apagaban. En mis horas congeladas, ¿qué habría pensado mi familia de mí? Aunque nunca dijeron que era altivo, pensarían que lo era. Hachas de hielo de la caverna de hielo, los carámbanos que eran mi barba, esa etapa congelada la he vivido durante mucho tiempo. La historia del ego merece registrarse como una era glacial.


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LA VERDE LIBÉLULA EN EL DESIERTO

Aunque nunca he estado en un desierto, escribo en un papel blanco la verde libélula del desierto. Que el peregrino en el desierto de día pasa sed que en las noches de un desierto hace frío, que la persona que camina sola en el desierto sin camello siquiera siente soledad cada vez que sopla el viento arenoso, que es tonto el que busca puertas en el desierto, que el que busca puertas es precisamente la puerta, es lo que escribo en un papel blanco, lo leo pero no lo borro.



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GRAMATICA

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Calavera era el apodo del profesor. Con ojos hundidos y sentado en una silla, enseñaba gramática. Pómulos enrojecidos, dedos huesudos, voz tenebrosa. A pesar de los rumores de que se comía por año unas trescientas serpientes desolladas y deshidratadas, murió de una tuberculosis que sufría desde hacía mucho. Vimos cómo al profesor, sentado tranquilamente en la silla, se lo llevaban afuera a causa de la muerte. “Respeten la gramática. Ninguno puede estar libre de la gramática. Podríamos comparar a la gramática con el inspector de la cárcel y a ustedes con los prisioneros”. Aunque no era su testamento, dejó estas palabras. Ya hace treinta años que el profesor dejó este mundo. ¿Por qué intentaría yo, aún en su ausencia, respetar la gramática y seguir escribiendo? Todavía me parece estar viendo los ojos del profesor iguales a grandes uvas silvestres, mientras con un palo en la mano pasaba las páginas de mi cuaderno para revisar la tarea.


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AUTOBIOGRAFIA DEL AGUA

Sin conocer el significado miro

la punta de la caña que toca el agua

y temblorosa produce en su superficie tan sólo un trazo.

El otoñal trío de agua clara

el agua que fluye chasqueando bajo la superficie las sobras de la caña

parece, más que nada

no tener el menor interés en cosas como las autobiografías.

El agua vino fluyendo aún sin la última página.

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Choi Seung-ho
Autobiografía de hielo
Bajo la luna ediciones, 2010
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2 comentarios:

Arturo Borra dijo...

Hay muchos rinconcitos por explorar, editoriales y poéticos, que apenas si percibimos en el vértigo de los titulares. No conocía a Choi Seung-ho y en verdad, cada cual tiene sus huecos que más que tapar hay que ahondar. Admitirlos para hundirse ahí: sólo entonces podremos leer sin demasiados prejuicios “otras” poéticas, en su sentido radical. Entonces las poéticas en diáspora tendrán su alojo, regresando de la intemperie, y nos encontraremos con su alteridad, sin pretender reducirla a lo propio.
Hay demasiadas máquinas estéticas asimilacionistas, que pretenden detentar la clave de la poesía y demasiados criterios de preferencia extra-estéticos: que el género, que la edad, que la nacionalidad… todo eso impide una aproximación a una extranjería poética no colonizada. Todo eso impide leer no en términos de clan sino en términos de singularidad. Y se escucha poco: el ruido del ego.

En cuanto a los poemas me han impactado. Hasta los títulos me parecen brillantes y qué decir de su crítica a la educación gélida, a este mundo que produce enfriamientos, que congela el corazón… Su poesía es como una libélula en el desierto que resiste ante las gramáticas carcelarias. Y hay muchas por cierto… el agua las desafía, esa agua que baja sin interesarse por separar los flujos, por identificar las biografías.

Hermosa y necesaria entrada…

Un fuerte abrazo,

Arturo

Sandra Marisa dijo...

Gracias Victor, acabo de conocerlo...