domingo, 18 de septiembre de 2011

NIÑO DESORDENADO, de WALTER BENJAMIN

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Il n'y a d'autre description d'un rêve que celle que se donne l'homme qui s'éveille
"No existe otra descripción de un sueño que la hecha por el hombre que despierta"
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ALAIN
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NIÑO DESORDENADO

Cada piedra que encuentra, cada flor que recoge, cada mariposa que atrapa es el comienzo de una colección, y ello a pesar de que todas sus propiedades forman para él una sola. Esa pasión nos muestra en él su rostro, esa mirada india tan severa que en anticuarios, investigadores y bibliómanos ya solo arde sin lustre.  En cuanto empieza a vivir, el niño se convierte en un gran cazador. Caza los espíritus, cuya huella rastrea entre las cosas; y entre los espíritus y las cosas van transcurriendo años en los que su campo visual nunca incluye a los hombres.  Vive así como en sueños; no conoce nada permanentemente, porque todo le pasa, todo le sucede. Y sus años de nómada son horas dentro del bosque de los sueños. 
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Desde ahí va arrastrando su botín a su casa, a limpiarlo, asegurarlo y desencantarlo. Sus cajones se convierten poco a poco en un arsenal y zoo, como en un museo criminal y cripta. «Vaciarlos» sería lo mismo que destruir un edificio lleno de castañas puntiagudas que son luceros del alba, papel de estaño que es plata, cubos de madera que, en realidad, son ataúdes y cactus que son tótems, y monedas de cobre que sin duda alguna son escudos. En el amplio ropero de la madre y en la biblioteca del padre el niño ayuda desde hace mucho tiempo, mientras que en su cuarto todavía es un huésped, siempre belicoso e inconstante.

De «Calle de dirección única»
Walter Benjamin
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Walter Benjamin, 
sueños,
abada editores, 2011
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1 comentario:

Nocturna dijo...

¡Qué hermoso fue acercarse a tracés de este texto a la etapa tierna en la que los pequeños detalles realmente son inmensos y adquieren una significación especial!