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"La escritura tiene que ser rebeldía"
I. R.
Uno de los textos inéditos del poeta, escritor y músico Ildefonso Rodríguez en Por donde pasa la poesía.
Sobre el autor, ver ..... aquí ,,,,,y ....... acá.
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El jazz en la boca
Así es también la política de los encuentros. Vuelvo de una de las más duras visitas a mi dentista, mi torturador, mi cara a cara con el fantasma del saxofonista desdentado que algún día seré. En una de las galerías eternas del Metro Avenida de América, oigo de lejos el sonido de un saxo tenor, aterciopelado, enérgico, como –piensa uno de vez en cuando- debería sonar siempre un saxo tenor.
Me acerco a la fuente del sonido. Rodeado de instrumentos –un ampli, una funda de violín- y bultos, está un hombre con un tenor blanco colgado. Ha dejado de tocar para pinchar un fondo para su próxima pieza. Yo me paro ante él, sonrío, me animo: Qué bien suena ese saxo. Entonces él, en un gesto rápido, abre la boca y me enseña su condición: sólo le queda un diente en la encía superior, el colmillo del ogro. Aunque esté así boca, me dice. ¿Y cómo puede usted tocar con esa boca? ¿Cómo puede entonar, afinar? Se lleva un dedo a la cabeza, el dedo de una mano fuerte, dura, ennegrecida (todo él desprende ese olor de los que callejean el día, no tienen domicilio fijo, son ambulantes; no es un olor hiriente, pero ahí está: el olor del vagabundo). Todo aquí, notas, tonos, todo está aquí, boca no es necesaria. Yo me presento como saxofonista.
Y de inmediato, al ver mi cara de fascinación, se lanza a un discurso en su español propio, discurso sobre música y vida, su vida, su música, como deberían ser siempre tales discursos.
Sólo tres tenores, Lester Young Stan Getz y este, este –yo arriesgo un nombre: Ben Webster, él sonríe con toda la caverna de su boca, le entra una gran alegría en los ojos- sí, Ben Webster. Sólo tres. Charlie Parker jodió todo. Velocidad, velocidad, no es nada. Hay que cantar cuando tocas.
Yo soy Vassili, sesenta y dos años, medio rumano, medio judío, mama judía (y me viene a la cabeza la melodía, tristísima, Ma Yiddishe Mama, cantada por Aznavour, me lleno de pena).
Yo, coronel, emigrado, Rumania mal ahora, yo vuelvo para arreglar boca en Bucarest, médico amigo mío.
Mira, pongo Misty. Suena el acompañamiento y, de pronto, en esa galería, la maravilla de Misty; él toca, frasea, cimbrea el sonido. Cada tanto, se quita el saxo de la boca y explica: así Getz, así Webster. Aquí, registro de trompeta. Y suena como una trompeta. Le da tiempo a tocar y a dar su lección, entra siempre en el compás, no lo pierde.
Ya hablamos como colegas, le pregunto por la boquilla. Dukoff de pasta, la mejor, la más melodiosa. Tengo Otto Link, tengo Selmer. Nada, esta mejor. Y el saxo rumano, muy bueno (es un saxo agitanado, es bonito).
Pero, en realidad, el coronel Vassili es violinista, ahí está su violín. Me señala el dorso de la mano izquierda: Aquí, músculo de Paganini, trinos: trri, trri, trri.
Yo toco todo, batería, pas, pas, pas. Pero no me quieren en orquesta española, soy mejor.
Ahora te hago trompeta. Este vibrato muy antiguo, muy bonito.
Tú persona especial, no como esta mierda de gente (y señala al vacío de nuestro alrededor con un gesto tan duro y despectivo, torciendo la boca, encendiendo brasas en los ojos, que ahí se hace verosímil su grado de coronel, ojalá que no fuera de la Securitate de Cheauchescu. Qué miedo, después de la pena, después de la alegría).
Me ofrece una tarjeta con su nombre. Podría enseñarme cosas. Se desconsuela cuando le digo que yo vivo muy lejos, que estoy de paso en esa galería espectral. Tú buen músico, me dice como despedida. Y cuando ya le he dado la espalda, oigo que me vocea: Gracias por dinero (un euro, la moneda que le había echado, al principio de nuestro encuentro, en la funda del saxo, tan gastada y casera como aquella del tenor que le compré hace años a un cubano).
POR DONDE PASA LA POESÍA (Baile del Sol, 2011)
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.Ildefonso Rodríguez (León, 1952)
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.POR DONDE PASA LA POESÍA (Baile del Sol, 2011)
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