miércoles, 4 de julio de 2007

EXILIADO


---


Exiliado de veranos, de ocios, de pan

vivir resulta ser

una escritura sin

otra tinta que la rabia

amarilla

sobre el blanco banco de madera

vieja.

Escribir lo que no ha de

verse más,

nunca más,

porque en ese continuo irse, perder

un techo,

romper

cada atardecer

y escombrar los insomnios

no hay lugar

para el verso.


¿Quién en el frío

demoledor, ante

la basta extensión inacabable

de la noche

busca una

cerilla para leer, para en lo sangrado ver

la resistencia

al olvido, a la pérdida

de lo justo?


¿No se camina, sencillamente, en silencio,

eludiendo caminos

y ahuyentando los lobos

o los coches

con la fiereza de quién

muere solo?





Viktor Gómez

2 comentarios:

Ana María Espinosa dijo...

Este poema es tu voz.
Tuya, no de otros.
Todo deviene en su justo
tiempo, en su justa medida.

Un perfumado elogio a la noche.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

No me imagino, Ana, vivir sin los paisajes de mi lar, sin los rostros de los míos, sin el perfume nuestro del campo, de lo cotidiano.

Y hay tantos desplazados, tantas gentes que desubicados, exiliados, han venido a vivir a un lugar extranjero.

¿Cómo abrirles vínculos de serenidad y esperanza, cómo traerles paz y descanso a sus noches?

Imagino los niños sin la referencia de sus padres, su ciudad, en campos de refugiados o a mitad camino de ningún lugar y pienso que esto es tan grave e importante que ya...

en fin, hay que tomar partido por las cosas.

Un besito,

buen lunes

Tu Viktor