lunes, 20 de agosto de 2007

JENARO TALENS: PUNTOS CARDINALES (II)


Para Talens, es en la poesía donde se cuestiona la idea de una verdad como adecuación, y por tanto, la quiebra de la teoría representativa, en la medida en que el lenguaje poético es la forma simbólica más puramente simbólica, más autónoma y más libre.


... la asunción del carácter epistémico de las estructuras permitía pensar esa nada como vacío: el sistema incluye la absolutamente nada -fuera de el habita la indeterminación. Desde esta lectura se hace posible su formulación como deseo o voluntad de determinación, esto es, como libertad.


... a lo largo de dos décadas tan políticamente determinantes como fueron en España los años 70 y 80, problematizaron la ordenación dominante del conocimiento que regulaba las relaciones entre lenguaje y mundo, o lo que es lo mismo, cuestionaron el orden del discurso.


... El camino para un futuro análisis de este estado de cosas ha sido abierto entre nosotros por el espléndido prólogo de ANTONIO MENDEZ RUBIO a Poesía'68.


SUSANA DIAZ (El desorden de lo visible. Introducción a la poética de Jenaro Talens)


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¿Por qué, pues, escribo? La única respuesta que se me ocurre es porque lo necesito. Algunos llaman a esa sensación con nombres diversos; yo la denomino con la única palabra que, en mi caso, le hace justicia: desconcierto. Escribo cuando el desasosiego no puede ser controlado por la razón y desconozco lo que ocurre, y con la única finalidad de descubrirlo.




(De Revista Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, 37, verano/1999).




JENARO TALENS




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LA PARADA DE LOS MONSTRUOS



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He hecho los mayores esvuerzos por salir de la multitud y hacerme notar por alguna cualidad: ¿qué he hecho sino ofrecerme como un blanco y mostrar a la malevolencia dónde podía morderme?






Lucio Anneo Séneca









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Cuánto rumor innecesario para una vida tan pequeña, dicen



como quien deja demasiados rastros tras de sí.



No es bueno, sin embargo, atender a las voces



de quienes exaltan el color del cielo



queriendo confundir su terror con el mío.



Las últimas palabras que no pronuncié



fueron tu nombre, aunque me refería



a un alba luminosa. Mírame, no temas:



no diré nunca nada de tu vida, ni



escribiré de lo que compartimos



si consigo evitarlo. La gente no se ocupa



de nuestro sufrimiento por exceso



de amor, pero nosotros



tendremos al fin tiempo para dedicarnos



a tu cuerpo y el mío. Despliego el abanico de tu piel



entre mis manos como un mapa



y en él dibujo los itinerarios



que habrán de conducirme hasta la muerte. Ya



no hay ninguna razón para que envejezcamos



juntos, dicen los otros mientras nos contemplan



al borde del acantilado de su licuefacción. Escucho



cómo su voz conspira en lo visible. Dales



una migaja de tu oscuridad, no sexo



ni deterioro, ¿no



adviertes que tan sólo buscan



interpretar las huellas de nuestro silencio?, ¿que



el sonido no ofrece ya conocimiento, sino



incertidumbre y orfandad? Recuerdo la promesa:



un pájaro que sueña con el alba



vendrá a nosotros como sombra, en la



gris desembocadura de la noche, cuando



nos despertemos juntos, carcomidos



por los murmullos de dos cuerpos libres



que nadie pudo reducir. Gocemos;



no hay nada que apacigüe tu temblor.



Cuando después de la explosión, todo termine,



¿en qué punto o espacio crees que estarán? ¿quedarán ruinas?






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(Profundidad de campo, 1997-2000)



JENARO TALENS

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