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Este es el poeta preferido de mi amigo Fran Garcia (La cueva nítida) y conociendo su calidad de lector y persona, es mucho decir... yo le voy leyendo y voy descubriendo bajo un esplendido tronco, una frondosa copa, las raíces.
Aquí, Madrid, mil novecientos
cincuenta y cuatro: un hombre solo.
Un hombre lleno de febrero,
ávido de domingos luminosos,
caminando hacia marzo paso a paso,
hacia el marzo del viento y de los rojos
horizontes - y la reciente primavera
ya en la frontera de abril lluvioso...-
Aquí, Madrid, entre tranvías
y reflejos, un hombre: un hombre sólo.
- Más tarde vendrá mayo y luego junio,
y después julio y, al final, agosto.
Un hombre con un año para nada
delante de su hastío para todo.
Ángel Gonzalez
2 comentarios:
¡Menudo paseito nos deja
Angel González por las estaciones!
Ingenio y crudeza a tope y también
melancolía.
Buen ojo
el de tu amigo Fran García.
Intuyo que la postguerra fue una infancia en grises tonos, una vida de paredes altas y techos de cemento, por donde el corazón ni soñar siquiera sabía, en tanto que el cuerpo reclamaba papo y el alma otra verdad menos traicionera que las sotanas y los uniformes de legionario.
En ese tiempo, para un pájaro inquieto estar encerrado en las rutinas de un país sin palabras libres, sin libres pensares y entresoñares, debía ser de tal apatía que hasta ennegrecían los dientes de leche y el fondo de los ojos.
Áspero mundo para un poeta angelicalmente Gonzalez, que para llamarse así, forjo desde su pecho una cantera de amores y palabras tan caudalosas como audaces, briosas y musicales.
Me alegra que te gustase, Ana, porque es otra afinidad y un compartido son.
Tu Viktor
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