jueves, 3 de enero de 2008

EL ARTE DE CAMINAR

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El Dr. Johnson observó lo poco que los viajes por el extranjero enriquecian la conversación de quienes habían estado en otros lugares; de hecho, el tiempo que hemos pasado allí es delicioso y, a la vez, en cierto sentido instructivo; pero parece apartado de nuestra existencia sustancial y auténtica y nunca se une bien a ella. No somos la misma persona sino otra, acaso más envidiable, todo el tiempo que estamos fuera de nuestro país. Estamos perdidos para nosotros, asi como para nuestros amigos; por ello, el poeta, un tanto misteriosamente, canta:


de mi patria y de mi mismo me voy


Los que desean olvidar ideas penosas hacen bien en ausentarse durante un tiempo de los nexos y de los objetos que los recuerdan, pero sólo podemos decir que realizamos nuestro destino en el lugar que nos vio nacer. Por ello, me gustaría mucho pasar el resto de mi vida viajando por el extranjero, si en algún otro lugar pudiese pedir prestada otra vida, para pasarla después en casa.


William Hazlitt (1778-1830),

2 comentarios:

Jordi Roldán dijo...

Me considero un emigrante contínuo, creéme que me hace libre, aunque tengo momentos de dolor al despedirme de paisajes y personas que uno ya ha hecho propias, pero es cierto que el eje que no se mueve prácticamente nunca es la casa donde uno nació, padre y madre, ese es un refugio inapelable, quien pudiese regresar siempre a es lugar, toda la vida.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Pero no podemos regresar nunca al hogar de la infancia. Es la laridad refugio, el querido corazón desde donde crece una arboleda viva de experiencias, viajes, recuerdos y aprendizajes.

Volver a la infancia es a menudo un retorno imposible a la Arcadia del bien primero y esencial.

¿cómo se va a poder volver?.

Asi pues todos somos exiliados, en cierta medida. Otros exilios son más duros, porque no son inevitables sino accidentes de un tiempo y una determinada correlación de circunstancias.

Me alegra poder saber de tí y compartir estas palabras contigo.

Un abrazote,

Tu Viktor