Os dejo textos de poetas y amigos cuya sensibilidad ante la barbarie de las guerras encadenadas y nunca resolutorias de paz y justicia, ahonda poéticamente en las raices de lo despreciable y en la orfandad de los pueblos expoliados. Mejor que nada y nadie, su poesía a flor de sangre:
Víktor Gómez
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Antonio Martinez i Ferrer escribió en contestación al poema "pagos y cobros":
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¿Qué pasa en Kenia ?
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Mi querido Vitor un poema que llora un poema que grita, cuanto amor y dolor esconden tus versos.
¿Qué pasa en Kenia ?
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y son otras piedras
y son otras retinas
las que aplastan esos pechos niños
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allí el grito
y aquí el silencio.
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Un abrazo fuertísimo, Antonio.
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Jesus Gonzalez escribe:
"Después de asistir el sábado pasado a la rueda de prensa de Amnistía Internacional y escuchar el terrible relato del preso en Guantánamo,...
he pasado toda la semana con una nube en la cabeza
...días despues he escrito esto -y necesito vuestro feedback-."
Besos y abrazos.
Jesús.
he pasado toda la semana con una nube en la cabeza
...días despues he escrito esto -y necesito vuestro feedback-."
Besos y abrazos.
Jesús.
MIEDO
Vinieron a la fiesta de mi hermano.
Eran muchos.
Uniformes, gorras y saludos de leopardo.
La brisa se volvió acero
y la tristeza se exaltó repentina.
Se movieron rápido y le apresaron.
Pocas palabras. Se solaparon los empujones.
En esos minutos
la fiesta se consumió en los ceniceros.
El brindis cayó de mi mano
y al quebrarse produjo
el silencio del miedo.
Jesús Gonzalez
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Carmen Meca escribe:
"No sé si existe ya, pero si no, opino que debiera crearse una plataforma literaria mundial con poemas contra la guerra, a modo de espacio protegido y Patrimonio de la Humanidad: De entre todas las llamadas Maravillas del Mundo, la palabra es la más merecedora de asilo, respeto y restauración.La guerra es una minusvalía lingüística y la poesía puede ser el monumento capacitante de cuyo interior se salga completamente recuperado.Mi colaboración : un poema mío que leí públicamente el 17/12/07 en la Biblioteca de la Calle Hospital, de Valencia, en la jornada de lectura de Navidad "Poesías por la paz"."
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¡MALDITAS GUERRAS!
No te dio tu madre leche
de la paz para que la lloraras cuajada,
niño de la guerra,
niña sin culpa.
Ni se acercó la alondra
a copiar de tus labios el primer gorjeo
para que el temblor de la cuna
no le dejara admirar tu boca.
Ni te enseñaron, cielo, a desparramar besos
al aire fresco, a la tibia mejilla,
para que esa fortuna de mil sellos
se calcinara en fuego.
Ni se bordó tu nombre
en el pañuelo de pan que
cae sobre la sábana
para que no te sirviera de juego.
Ni te bañó en reflejos la mañana
con el mayor mimo
para que el cíclope mercenario
hallara pasto en ningún manto.
Ni todo tú
fuiste revestido con real terciopelo
para que tuviera celos de su excelencia
la cruel metralla.
Que no soporto yo, no, que
las esponjas de luna que arropan tu vientre
se empapen de miedo,
del jugo agrio de la borde aceituna.
¡Malditas,malditas,malditas guerras!
No hay dolor que duela tanto.
No se apagó un sol naciente
para que no se enfriaran todas.
Carmen Meca
6 comentarios:
Gracias Viktor.
Era "tan solo" un quejío, un suspiro, un grito de rabia instantánea. Quiero dejarlo reposar y peinarlo con vuestras aportaciones.
Besos y abrazos.
Jesús.
Ya sabes que soy un incodicional de Ángel González. Referente a este asunto, tiene un poema que adoro. Primera evocación. Seguro que lo conoces. Me permito transcribirlo en este comentario:
Recuerdo
bien
a mi madre.
Tenía miedo del viento.
Era pequeña
de estatura,
la asustaban los truenos,
y las guerras
siempre estaba temiéndolas
de lejos,
desde antes,
de la última ruptura
del tratado suscrito
por todos los ministros de asuntos exteriores.
Recuerdo
que yo no comprendía.
El viento se llevaba
silbando
las hojas de los árboles,
y era como un alegre barrendero
que dejaba las niñas,
despeinadas y enteras,
con las piernas desnudas e inocentes.
Por otra parte, el trueno,
tronaba demasiado, era imposible
soportar sin horror esa estridencia,
aunque jamás ocurría nada luego;
la lluvia se encargaba de borrar
el dibujo violento del relámpago
y el arco iris ponía
un bucólico fin a tanto estrépito.
Llegó también la guerra un mal verano.
Llegó después la paz, tras un invierno todavía peor. Esa vez, sin embargo,
no devolvió lo arrebatado el viento,
ni la lluvia
pudo borrar las huellas de la sangre.
Perdido para siempre lo perdido,
atrás quedó definitivamente
muerto lo que fue muerto.
Por eso ( y por más cosas)
recuerdo muchas veces a mi madre:
cuando el viento
se adueña de las calles de la noche,
y golpea las puertas, y huye, y deja un rastro de cristales y de ramas
rotas, que al alba
la ciudad muestra desolada y lívida;
cuando el rayo
hiende el aire, y crepita,
y cae en tierra,
trazando surcos de carbón y fuego,
erizando los lomos de los gatos
y trastocando el norte de las brújulas;
y, sobre todo, cuando
la guerra ha comenzado,
lejos -nos dicen- y pequeña
-no hay por qué preocuparse-, cubriendo
de cadáveres mínimos distantes territorios,
de crímenes lejanos, de huérfanos pequeños...
Qué buena entrada ésta, Víktor.
Desde tu "Pagos y cobros" que es semilla de las muchas contra la guerra y sus horrores, pasando por el comentario de Antonio Martínez, el de Jesús Gé, el maravilloso poema de Angel González que deja Belcebú, y la grandiosa idea de Carmen Calvo, a la que sin pensarlo me uno, pues nuevas semillas van germinando.
Nos queda que se nos escuche,
nos queda invertir el silencio
nos queda "la palabra"
y que nada quede "en palabras".
Vamos tarde, muy tarde
y el enemigo avanza.
Buen lunes a todos.
JESÚS:
A primera sangre. Como el duelista, se esgrime el verso y se entabla un mortal diálogo con lo real, con lo posible e imposible, con el deseo y la desventura, con la vergüenza y el coraje.
Podrá mejorarse el poema, pero en primera lectura me pareció sembrado, redondo, suficiente.
De las posibles correcciones que estimes portunas dímelo, que también aquí le perfilaremos.
Un abrazote.
Tu Viktor
Fran:
Ese poema lo subiré con el de Ana Mª Espinosa en posterior entrada sobre la poesía, los poetas y la guerra.
Ángel que ahora, sonriendo, nos ves, ten misericordia de nosotros y haz que llueva suavemente sobre nuestras sedientas frentes la bondadosa música de tu inteligencia, la ironía, el amor, la conveniencia y el leal decir lo pertinente, pero de otra manera.
Que llueva poesía y justicia, también ron, jarana, alegre camadarería.
La esperamos con impaciencia, sin (des)esperanza, con convencimiento.
En su grado elemental, tu palabra fue bálsamo, pimienta y canela, un decir del áspero mundo y también una loa al amor y a la serena ebriedad de los afectos.
PALABRA sobre palabra, que llueva tu inteligente caminar por este lugar insatisfecho y rumoroso, ahíto de un tratado de urbanismo, que nos acerque poco a poco al otoño y otras luces con la plenitud de quien ha vivido intesa- (y con autencidad)mente con el corazón entre amigos, con el poema marcando la piel entre el agua.
Ana:
Un poema tuyo sobre la guerra te encargo, un poema sencillo o grave, extenso o haiku. Envíamelo para adjuntarlo al de Angel Gonzalez y hacer nueva entrada.
Un beset,
Tu Viktor
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