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La mujer desesperada buscó ansiosamente en el «Libro de las Desolaciones» solución a su problema. Al cabo de algún tiempo de intentarlo en vano, se dio cuenta que había recurrido al libro equivocado, que en realidad, lo que debía buscar era el volumen número cinco de «La Gran Enciclopedia Universal», aquel que llevaba por título «Senoicalosed». Pero lamentablemente tampoco en él encontró nada que pudiera serle útil.
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Pero no se desanimó por ello. Siguió busca que te busca. De este modo fueron transcurriendo los días, los meses y los años. Mientras, ella, enfrascada en su búsqueda apenas se daba cuenta del paso del tiempo, ni de que era una mujer desesperada. La tristeza había desaparecido se había convertido en una lectora insaciable. Con el tiempo llegó a ser sabia.
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Julia Otxoa
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