miércoles, 7 de enero de 2009

KAFKA: la esencia del sufrimiento

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Si la pereza y el miedo son los autoinhibidores del crecimiento espiritual del ser humano, quizá sean la violencia, el olvido y la mentira los agentes externos que con mayor fuerza y determinación le acosan, individual y colectivamente. Franz Kafka supo como pocos acercarnos a las dolencias anímicas, psicológicas y sociales del hombre moderno. A sus tensiones, aungustias y límites. Este texto vale para entrecruzar con la historia de los ultimos decenios de La Franja de Gaza, los conflictos armados en Congo o las represiones políticas en China. Un clásico urgente, Kafka, que desde Deleuze a Margo Glantz sigue siendo objeto de estudio y reflexión escribió una aproximación al mito de Prometeo inquietante.

Víktor Gómez







Sobre Prometeo informan cuatro leyendas: según la primera, por haber traicionado a los dioses ante los hombres, fue encadenado al Cáucaso, y los dioses enviaron águilas que devoraban su hígado en perpetuo crecimiento.



Dice la segunda que, retrocediendo de dolor ante los picos despiadados de las aves de presa. Prometeo fue incrustándose cada vez más profundamente en la roca, hasta formar un todo con ella.


Según la tercera, en el decurso de los milenios fue olvidada su traición, los dioses olvidaron, las águilas olvidaron, y él mismo olvidó. Según la cuarta, se sintió cansancio de aquello que había perdido todo fundamento. Cansáronse los dioses, cansáronse las águilas, la herida se cerró, cansada.


Quedó la montaña de roca, inexplicable. La leyenda intenta explicar lo inexplicable. Desde que tiene una base de verdad, debe volver otra vez a lo inexplicable.
Franz Kafka

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