lunes, 12 de octubre de 2009

Eduardo Galeano: Espejos (II)

-

- - [caption id="" align="alignnone" width="500" caption="ESPEJOS, una historia casi universal es un magnífico libro de cabecera y un material escolar sustancialmente revelador y (in)formativo"]ESPEJOS, una historia casi universal es un magnífico libro de cabecera y un material escolar sustancialmente revelador y (in)formativo[/caption]

-

- -

Galeano, Eduardo, en uno de los inolvidables que trabaja por lo inolvidado, desde su palabra abierta, desde su mirada muy atenta e intensa voz, que sin violencia a los violentos y sátrapas desenmascara, no sólo como artífices de la historia narrada por los vencedores, sino dentro del sistémico, enfermizo y deshumanizador mecanismo cultural y político al servicio de unos muy pocos enriquecidos.

- Os invito a disfrutar la intervención de Eduardo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid,

sólo 4 minutos, para ganar, compartir: acá.

-

- - [caption id="" align="alignnone" width="313" caption="EDUARDO GALEANO, escritor y periodista uruguayo"]EDUARDO GALEANO, escritor y periodista uruguayo[/caption]

-

- -

Desafiando la furia de los vientos y el hambre de los monstruos devoradores de barcos, el almirante Cristóbal Colón se echó a la mar. Él no descubrió América. Un siglo antes habían llegado los polinesios, cinco siglos antes habían llegado los vikingos, y trecientos siglos antes que todos habían llegado los más antiguos pobladores de estas tierras, a quienes Colón llamó indios, creyendo que había entrado al Oriente por la puerta de atrás. Como no entendía lo que esos nativos decían, Colón creyó que no sabían hablar; y como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a cambio de nada, creyó que no eran gente de razón. Aunque murió convencido de que sus viajes lo habían llevado al Asia, Colón tuvo sus dudas. Las despejó en el segundo viaje. Cuando sus naves anclaron en una bahía de Cuba, a mediados de junio de 1494, el almirante dictó un acta estableciendo que estaba en China. Dejó constancia de que sus tripulantes lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la lengua. Al pie, formaron los pocos marineros que sabían firmar. Eduardo Galeano, Espejos (2008)



Ésta entrada ha sido referenciada desde http://www.viktorgomez.net. Te recomiendo que si me tienes agregado en tu lector de RSS o Blog como viktorgomez.blogspot.com lo actualizes a la nueva dirección. ¡Gracias!

No hay comentarios: