domingo, 16 de diciembre de 2007

JUAN CARLOS MESTRE: La tumba de Keats - - - (fotografias de Robés)

The poetry of earth is never dead
John Keats

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I

Esto sucede ante la hora izquierda en que mi vida,
violenta juventud contra el poder de un príncipe,
llama jauría a la verdad y belleza a los puentes derrumbados.
Llama flor del frío a la tumba de los náufragos,
astrolabio muerto a la nieve de los locos.





Hornea un talco negro el hambre de la muerte,
la edad de los sentidos, el obstinado aliento
de la cansada luz de octubre en el baúl de abejas.
Brota sobre esta duna blanca la vehemente hierba de las islas,
la implacable hormiga en el blando bulbo de la boca helada.
Con guantes de forense sale la noche verde de su estuche
y la tempestad retumba por el otoño roto de las ánforas.
Tiene aquí mi corazón la edad del mundo,
el pez de piedra bajo el que los recién nacidos duermen.



Sufre el impaciente un reloj de sol bajo los párpados,
la aguja inmóvil como retina fría de los caballos muertos.
Mi vida es el temblor del consternado y el indigente ciego,
la constelación del triste en un festín de víctimas.
No conozco otra conciencia que la oscuridad translúcida,
la sábana de vidrio sobre la que la infernal razón se acuesta.
Vivo separado del rumbo de las cosas, hablo el miedo
de un heredero alzado contra el funesto monarca de las ciénagas.
No espero nada de los dioses, nada de la memorable epidemia de sus jueces.
Soy distinto ante el esclavo y el enano, soy el mismo suplicante y el eunuco.
Soy el transeúnte de la atmósfera, el anhelante oscuro del relámpago.
Oigo voces, oigo al temeroso y al anciano, sé que un caballo es un momento.
Oigo pasos, oigo el lastimoso trueno que al perenne huérfano perturba.
Tengo por amigo al penitente mar y al anticuado otoño,
amo la imperturbable soledad del hombre y la confidencia de los pájaros.
Llamo inalcanzable a la distancia que hay entre dos cuerpos,
alternativamente invado el país del fracaso y el suelo natal de la victoria.
Fui adolescente y me envenené con lumbre, fui déspota incansable
contra la vanidad que hastía la fiesta de los cuerpos.



No he llegado más lejos de mí mismo que una moneda del avaro está de otra,
considero estéril el invierno, considero el azul imprescindible.
Me ocupo con horror de los esfuerzos que hace cada día el sol por elogiar la tierra,
siento simpatía por el primitivo lúcido y por el débil infeliz metódico.
Prefiero la melancolía del cobarde a la furia invencible de los héroes, prefiero el desamparo de los campos a la rígida ambición de los sepulcros. Dios está cansado de escucharnos, están cansados los hombres y los perros,
la nostalgia es una canoa a la deriva por el río blanco de la muerte.
*

Escrito durante la estancia del poeta leonés en Italia, entre octubre de 1997 y 1998, como becario de la Academia de España en Roma.
Éste es el principio del poemario que más lentamente leeré estas próximas tres semanas.

4 comentarios:

Sandra Rubio dijo...

Que bueno, viktor. Me dejó sin palabras.
Por cierto, estoy montando una revista literaria, y sería paar mí un placer y un gran honor que colaborara conmigo, si le apetece. El número uno irá sobre los peces, si se me anima puede mandarme sus palabras a mi e.mail: con_alitas@hotmail.com.
Un abrazo muy sentido,
Sandra

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Juan Carlos Mestre es un Poetazo.

Por otro lado, eres muy amable, considero tu invitación un honor inmerecido y te lo agradezco mucho.

En cuanto salga la revista házmelo saber, para poder seguirla. Mucha suerte en la aventura editorial!!

Un beset,

Viktor

Ana María Espinosa dijo...

Poetazo, poetazo.

No me pierdo ese poemario.
Hay que ir a Italia.
Salto de 1998 a 2008.
Víktor, ¿tu crees que la Academia
de España en Roma nos daría una beca?. Si tienes el formulario,
pásamelo, ok.

Buenísima tu entrada.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Si, Ana, pedí ya instancias para alternar Roma y Florencia, Venecia y Nápoles. Seremos becados como desbocados lectores que entreleen en los Cuatro puntos cardinales del arte su laridad.

¡¡Y qué bien se come en Italia!!

Juan Carlos Mestre es un poetazo, un artista visual genial, un plato exquisito en la bastísima cocina poética española.

Buen martes,

Viktor