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(para Roger Munier)
Desbautizar el mundo,
sacrificar el nombre de las cosas
para ganar su presencia.
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El mundo es un llamado desnudo,
una voz y no un nombre,
una voz con su propio eco a cuestas.
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Y la palabra del hombre es una parte de esa voz,
no una señal con el dedo,
ni un rótulo de archivo,
ni un perfil de diccionario,
ni una cédula de identidad sonora,
ni un banderín indicativo
de la topografía del abismo.
4 comentarios:
Ese es uno de los quids de la cuestión. Quitar el nombre a las cosas, desbautizar, que no rebautizar que es el lenguaje políticamente correcto creado desde la izquierda, porque triunfó el establishment soviético y chino, y el anarquismo se fue a la mierda, maldita sea.
Sobre ruinas no, hay que escombrar, barrer, dejar diáfana la escena y reinventar la utopía, o creersela para empezar a vivir otra existencia que no se soporte sobre los simulacros del presente.
Gracias compa por tu inteligente lectura.
Un abrazote.
Tu Viktor
El oficio de la palabra
es un acto de amor: crear presencia.
La palabra: esos ojos abiertos.
Gracias por descubrirme versos como éstos. Poco más se puede añadir. Que sigamos presentes, que nunca cerremos los ojos.
Un beso, Viktor
¿Verdad que Juarroz remueve algo en el coco?
Etdn: Compartir estas lecturas y ver cómo cada uno las rescribimos y traducimos a nuestra comprensión y oficio de lectopoetas ensancha las capacidades de entender y ser.
Tus comentarios, de lo sutil a lo sensato, de lo sensible a lo sagaz, siempre me aportan otra lectura que avanza algo más mi mirada.
Graaaaacias,
Tu Viktor
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