miércoles, 23 de enero de 2008

JOSE LUIS SAMPEDRO: POR LA LECTURA (La SGA ataca de nuevo)

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El poeta translúcido, Jesús Ge ('el grito capicua') me facilita este texto del admirable y generosisimo escritor José Luis Sampedro, que reproduzco abajo. Para más información del autor visitar su página web, bloggeada en mi espacio lateral derecho "Lugares y encrucijadas".

Gracias, Jesús, tienes mano de arquero japonés.


Víktor Gómez


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Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.



David Gómez (seis años) fotografiando a José Luis Sampedro, en Valencia Feria del libro, 2007

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Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía
porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta
terminar el cuento que estaban leyendo. Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.


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Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.






Jose Luis Sampedro y Glora Mañas (presidenta del gremio de libreros de Valencia), con David Gómez tras ellos y en la esquina Miguel Morata (Libreria Primado) en Valencia, 2007
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Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo. Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:


a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.


Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura? Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?. ¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?. ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?. Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura?, ¿Europa prefiere autores más ricos pero menos leídos?. No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión de mi obra. Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.

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¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro

7 comentarios:

Ana María Espinosa dijo...

Tuve ocasión de conocer a José Luis Sampedro en un Congreso,
hasta nos hicimos una foto con él.

Deberíamos hacer más caso a nuestros poetas-personas mayores
y dejarnos asesorar por ellos para educar adecuadamente a los niños.
Deberíamos apreciar y encauzar la sabiduría de personas como José Luis en bien de la cultura de nuestro país, pero ...
A soñar, a soñar

Jesús Ge dijo...

Si el arquero apunta bien es porque la diana le es proclive.
Gracias. Besos y abrazos.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

¡Cuanta razón tienes!

Le escuché en la feria del libro de Valencia y pase uno de los mejores ratos literios de mi vida. Alucinante lo sabio, certero, lúcido, sensible, profundo y claro, humor en ristre y sin un ápice de endiosamiento, que el se reconoce como sencillo apostol.

Un beset,

Tu Viktor

Víktor Gómez Valentinos dijo...

De eso nada, Jesús. El arquero tiene la mano firme y el ojo de halcón.
Y la diana es oportunista y aprovecha las buenas dadas, ajenas, para mayor gloria del arte.

Un abrazo y besos,

Tu Viktor

Sandra Rubio dijo...

Ya leí esto en el blog El callejón del gato, y estoy completamente de acuerdo con Sampedro, hombre sabio, sin duda. Yo amo a las bibliotecas, y cuando no tengo dinero para comprar un libro, son mi fuente de lectura. En ella he descubierto maravillas. Recibe un abrazo fuerte desde el cuartito.

Fede dijo...

¿Principio del fin del placer de la relectura?
Deduzco que lo que el canon pretende es cobrar por cada una de las lecturas que recibe un ejemplar de una obra, número de lecturas equivalente al número de veces que sea prestado el libro.
Si esto es así, me pregunto, cuánto tiempo nos queda a los amantes de la lectura de seguir disfrutando del placer de releer nuestros libros. Dado el afán que esta sociedad en la que vivimos muestra por ir recortando cada vez más el espacio vital del individuo y que en este sistema de libre mercado nada parece tener fin, seguro que cuando hayan impuesto el canon a las bibliotecas, pasarán a las editoriales. Quizás las obliguen a incluir en cada uno de los ejemplares de sus ediciones un sistema de autodestrucción, que destruya el libro automáticamente apenas el lector llegue por primera vez a la palabra fin. ¡Ay de aquellos que sientan una necesidad incontenible de volver a leer una obra, pues sólo lo podrán hacer si compran de nuevo el libro para satisfacer el canon por su segunda lectura! Aunque cuando el bolsillo no dé para más, siempre se podrá prescindir del final de las historias, del último poema, del último diálogo, o ponerse como meta no ir más allá del 90 % de páginas, y así reservar el desenlace para cuando se cuente con dinero, por si acaso gusta tanto que se decide releer. Llegados a este punto, incluso puede que para justificar la medida alguien argumente que de esta forma las historias ganan en suspense.

Fede.-

Jesús Ge dijo...

Jaja, muy interesante tu comentario Fede. Tu visión futurista de la destrucción de la cultura por el libre mercado merece sino un poema, al menos un breve relato. ¿Te animas?
A este paso, cualquier paso, cualquier gesto, aliento o intención llevará un canon que debamos pagar. Pagar por vivir, por ejercer, por amar, por responder...
Tendremos que ser obligatoriamente originales, hablaríamos en lenguajes nuevos constantemente, porque las palabras tendrían derechos de autor. "No, lo siento, la palabra AMOR ya tiene dueño. Si la quiere usar debe pagar un plus de 0'007 €". "¿Ausencia? creo que también, deje que compruebe la base de datos... Lo siento, es de un tal Juarroz."

B*sos y abr+zos. (son palabras inventadas)
Jesús Ge.