"Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generacionesque ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares." Esta cita extractada de un poema de Wislawa a su hermana no se por qué me recuerda a Ana Pérez Cañamares, El alma disponible, y me hermana con ella.
El poeta contemporáneo es escéptico y desconfía incluso -o más bien principalmente- de sí mismo. Con desgano confiesa públicamente que es poeta -como si se tratara de algo vergonzoso. En estos tiempos bulliciosos es más fácil que admitamos los vicios propios, con tal de causar efectos fuertes; mucho más difícil es reconocer las virtudes, ya que están escondidas más profundamente, y hasta uno mismo no cree tanto en ellas. En las encuestas o en los encuentros con amigos ocasionales, cuando el poeta se ve forzado a definir su profesión, acude al término genérico ``escritor'' o al de alguna otra profesión que adicionalmente ejerza. El empleado público o los eventuales compañeros de viaje reciben con cierta perplejidad e inquietud la noticia de que están tratando con un poeta. Sospecho que los filósofos también producen semejante inquietud. No obstante, ellos se encuentran en mejor situación, ya que generalmente pueden adornar su profesión con algún grado académico. Profesor de Filosofía -ya suena mucho más serio.
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No existen profesores de poesía, lo que haría suponer que esta actividad requiere de estudios especializados, exámenes presentados en fechas precisas, disertaciones teóricas rematadas con bibliografía y notas y, finalmente, los diplomas recibidos con solemnidad. Todo esto, a su vez, significaría que para graduarse de poeta no bastarían las hojas de papel, aun cuando estuvieran llenas de excelentes versos, sino que se necesitaría, sobre todo, un papel con sello y firma. Recordemos que justamente ésta fue la razón por la que condenaron al destierro a Josef Brodsky, orgullo de la poesía rusa, quien más tarde fue galardonado con el Premio Nobel. A Brodsky se le clasificó como ``parásito'', por no contar con un certificado oficial que le permitiera ser poeta... Hace un par de años tuve el honor y la alegría de conocerlo en persona. Me di cuenta de que solamente a él, entre todos los poetas que he conocido, le gustaba llamarse a sí mismo ``poeta''; pronunciaba esta palabra sin conflictos internos y hasta con cierta desafiante desenvoltura. Pienso que se debía al recuerdo de las violentas humillaciones que sufrió en su juventud.
(Fragmento discurso 1996)
6 comentarios:
Y a mí que sigue sin agradarme esa palabra...
¿Cual palabra, Velocet? ¿Te refieres a "poeta"?. A mi me causa mucho respeto ese término. Prefiero referirme en público a escribidor o poetambre.
Un abrazote, infatigable azote de lo innecesario.
Tu Viktor
...y qué decir, pues, del poeta-filósofo...
Ese sí que lo tiene más crudo: vaya shock para los compañeros de la oficina!!! jiajiajiajia
Novato(res)
Quizás no sea sólo cuestión de verguenza sino de modestia o soberbia...muchos no se creen poetas porque, en comparación con los "grandes", quizás no son famosos o reconocidos,sus versos son desconocidos o simplemente les da lo mismo todo esto... O quizás definirse como Poeta, les supone un título demasiado elevado, si consideran que no escriben lo suficiente o les queda mucho por aprender. Y otros,como no, porque esto no es una "carrera oficial" como la de Filólogo ni tampoco una profesión de la que puedas vivir, como por ejemplo, la música.
En fin, cada cual es libre de titularse como quiera, cuando no existe tal título...aunque en esto de la poesía, prefiero considerarme aprendiza y aficionada, porque en esta "carrera" o "profesión, sólo con la muerte o el abandono de la poesía termina el aprendizaje.
Abrazos
A mí me parece una preciosa palabra, poeta. La que no me gusta es poetisa, que no puedo evitar que me suene cursi.
Y me gusta también la etimología: poíesis, en griego "acto creativo", antes de ser más específicamente "poesía". Si no me equivoco (que pudiera ser). Espero que no, porque tengo "poíesis" tatuado en el brazo!!
Besos, compi.
Poeta.
Cómo me gustaría
saber llamarme así.
Como me gustaría
que un poema
no fuera algo inalcanzable
para mí.
Un poema es algo infinito.
Poeta,
como me gusta llamarte,
poeta
porque haces poesía.
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